El presidente Mauricio Macri quiere que la reforma, que instaura el voto electrónico, se aplique en las elecciones del año próximo, clave para su futuro político.
El proyecto tuvo el visto bueno de los diputados y ahora está en manos del Senado, donde el oficialismo negocia arduamente con el peronismo, que controla la cámara, para lograr su indispensable respaldo.
“Con la reforma se acaba el aparato (como se conoce al mecanismo político de financiamiento de militantes y favores a votantes) peronista”, dijo una fuente del Gobierno, que prefirió que no se revelara su identidad. “Sobre todo en la provincia de Buenos Aires”, que es la más poblada del país.
Si bien el peronismo puede verse perjudicado, muchos de sus legisladores podrían apoyar el proyecto porque también fija límites al propio Gobierno, que no podrá sacar provecho de los fondos públicos para imprimir boletas electorales o pagar a fiscales que controlen la elección, ilegalidades que han sucedido en el pasado.