Cuando ya parecía que finalmente se habían aquietado las agitadas aguas del ámbito político y que el próximo calendario electoral se cumpliría conforme a las normas establecidas en nuestra legislación, en estos días surgió con mucha fuerza la versión de que un sector del oficialismo colorado desea volver a reflotar el proyecto de la enmienda constitucional para hacer posible la reelección del actual presidente Horacio Cartes por un nuevo periodo.
El plan, del cual se habló con mucha insistencia durante la celebración del cumpleaños del presidente, el miércoles 5, se basa en el nuevo escenario político que se ha creado en las últimas semanas, ya que a través de diversas maniobras el oficialismo que responde al presidente Cartes –junto con sus aliados luguistas y llanistas– ha logrado ejercer actualmente el control de ambas cámaras del Congreso y le resultará mucho más fácil hacer aprobar un nuevo proyecto de enmienda, por más de que las hoy minorías disidentes y un gran sector de la ciudadanía consideren que ello significará un nuevo intento por violar la Constitución.
No hay que olvidar, además, que el próximo 25 de agosto se cumplirá un año desde que el primer proyecto de enmienda fuera presentado y en seguida rechazado en el Senado, habilitando a partir de esa fecha la posibilidad de volver a presentar otro nuevo proyecto.
La otra presunta razón que mueve al sector oficialista a insistir con la posible reelección de Cartes sería que el candidato a sucederlo en la presidencia, el ex ministro de Hacienda, Santiago Peña, no está logrando despertar el entusiasmo suficiente en las bases coloradas como para lograr una segura victoria electoral. Desde esa perspectiva, apostar de nuevo por reelegir a Cartes sería garantizar dicha victoria.
De todos modos, la ley no ayuda a los intereses de los pro enmienda, pues cualquier modificación que se introduzca luego de la convocatoria a elecciones generales del 2018, que debe hacerse el 21 de agosto, no tiene efecto sobre las mismas.
Además, un nuevo proyecto para una enmienda constitucional, a favor de la reelección, en este momento sería una burla y una afrenta para la ciudadanía, luego de todos los enfrentamientos, incidentes y perjuicios que debió soportar la sociedad paraguaya, durante la crisis política.
La ambición de permanecer en el poder no solo ha producido una fuerte crispación en la sociedad durante todo ese tiempo, sino además ha desembocado en lamentables hechos de violencia y de represión policial desbordada, que por otra parte ocasionaron la quema del local del Congreso y el asesinato de un joven liberal.
Es de esperar que una vez más prime la racionalidad y se frenen en forma categórica los intentos de una nueva aventura totalitaria.