¿Qué nos dice esta conmemoración en este año 2017?
Vivimos ahora como en los tiempos anteriores de aquel marzo de 1999. Entonces se sentían las amenazas de un personaje, Lino Oviedo, que por la debilidad de un presidente se veía cada día con más fuerza para llegar al poder.
Entonces siete jóvenes de diversos partidos expresaron aquello de que “Dictadura nunca más” en actos colectivos cada vez más fuertes: una larga caravana de autos, al mes siguiente una misa convocada en la catedral y en febrero un gran festival ante el Panteón, donde los oradores hablaron claro.
Actos masivos, pero en nada comparables a los jóvenes y adultos asuncenos y a miles de campesinos que desde el martes defendieron la plaza de los oviedistas apoyados por la Policía, para que en el Cabildo los senadores pudieran hacer tranquilos el juicio político al presidente Cubas.
Era la hartura de un pueblo que gritaba “Dictadura nunca más”, que al principio solo se manifestaba resistiendo a la Policía, carro hidrante, la montada, pero luego supo dominar la situación a pedradas poniendo un límite donde estaba, al final de la plaza, aquel tanque boliviano de la guerra del Chaco.
“Dictadura militar se gritó, se cantaba y se rezaba, con un fervor patriótico que desafió las balas, que como última solución para que dejáramos la plaza, dispararon los oviedistas. El coste fue grande: ocho jóvenes asesinados y en la semana 600 personas atendidas en los hospitales. Pero fuimos libres de dictadura. Lino huyó a la Argentina.