Ella es una de las 40 reclusas que participaron del programa y aprendieron a ejecutar la guitarra y a cantar en el coro, que según admite, le ayudó a soportar los tiempos duros que le tocó vivir estando encerrada, según ella, de forma injusta. “Hace casi dos meses que salí en libertad pero volví para compartir con mis compañeras con quienes compartí las clases. La guitarra y el canto me ayudaron a pasar. Hicieron una injusticia conmigo”, indicó la mujer que salió absuelta luego del juicio oral por un hecho de homicidio ocurrido en el Departamento de Cordillera.
Luciana lamentó la negligencia de la Fiscalía que la imputó y pidió su prisión sin tener las pruebas suficientes. “Ya no quiero acordarme de esas cosas; hoy por hoy estoy rehaciendo mi vida pero le diría a los fiscales que hagan mejor su trabajo. A veces, te imputan sin tener los elementos suficientes”, indicó.
Unas 40 internas de las 460 que hoy habitan en la cárcel de mujeres, participaron de la clausura del programa que duró un año. Autoridades como la ministra Sheila Abed y personalidades como el maestro Luis Szarán participaron del acto.
Serenata. Uno de los momentos más emotivos se dio cuando las internas entonaron cuatro músicas, tres de ellas, fueron compuestas por ellas mismas.
Triste añoranza, de Rosalía Barúa fue una de las más aclamadas por el público e incluso arrancó algunas lágrimas entre los presentes, en el especial de la ministra Abed que quedó visiblemente conmovida.
Abed indicó que este trabajo la están realizando en varias penitenciarías y están dando su fruto ya que sostienen que la música es una de las claves para que los privados de libertad no pierdan la esperanza y luchen por su reinserción en la sociedad.
El maestro Luis Szarán a su vez, rescató el talento que tienen las reas para el arte musical y confirmó que el programa seguirá el año que viene, con el apoyo de la Fundación Itaú.
El profesor Miguel Soerensen llega desde Horqueta todos los jueves para las clases. A la mañana, dan clases de guitarra y por la tarde tienen clases de coro. “Hasta el momento no tuvimos ningún problema con las chicas. Son personas normales que merecen otra oportunidad de la sociedad”, manifestó el profesor.
