Acompañados de delegados de la ONU y del Gobierno, vistiendo trajes de camuflado y portando sus armas, los integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) comenzaron a llegar desde regiones montañosas y selváticas a las más de veinte áreas de concentración.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, firmaron el 24 de noviembre un nuevo pacto después de que el original fue rechazado en un plebiscito.
Pero las modificaciones no atendieron los dos principales reclamos de la oposición liderada por el ex presidente Álvaro Uribe: que los jefes de la guerrilla paguen con cárcel por sus delitos y que no puedan postular a cargos de elección popular. El acuerdo establece que la guerrilla se ubicará en zonas pactadas con el Gobierno y que a más tardar en cinco meses dejará las armas. reuters