“Se trata de un impuesto progresivo no extorsivo”, dijo el jefe de Gabinete Aníbal Fernández en rueda de prensa en la que fustigó la huelga. Fernández sostuvo que se trata de un impuesto “pensado para que, precisamente, el decil más alto ponga una parte para que el resto de los que menos perciben, reciban algún tipo de beneficio adicional, criteriosamente, como se hace en cualquier lugar del mundo”. El jefe ministerial también consideró irresponsable la amenaza lanzada por los sindicatos opositores de impulsar otra huelga, esta vez por 36 horas, para forzar una reforma del gravamen. El martes la huelga de 24 horas de transportistas y sindicatos opositores tuvo amplia adhesión de todo el transporte público, lo que dejó las calles semidesiertas. La huelga fue la cuarta desde que gobierna Cristina Fernández, quien asumió la presidencia en 2007 y finaliza su segundo mandato en diciembre, con elecciones el 25 de octubre. Los sindicatos opositores rechazan el impuesto a las ganancias que grava los salarios en escala progresiva hasta 35% y que se aplica sobre los sueldos a partir de 15.000 pesos. efe