Los funcionarios del Rectorado de la UNA, ubicado dentro del campus de San Lorenzo, aprovecharon ayer el repliegue de los universitarios para despejar los accesos del edificio. En la víspera se normalizó a su vez la actividad administrativa, luego de un mes de parálisis. El predio había sido totalmente sitiado el 31 de agosto pasado. La toma del Rectorado se mantuvo como símbolo del reclamo estudiantil en la lucha por la reforma del Estatuto.