Entre las adolescentes había una a la que llamamos Raquel.
Vinieron luego la masacre, los ajusticiados, la tortura, el maltrato y la cárcel para 11 de ellos; además de los imputados que fueron creciendo en número con los días.
Y comenzaron las irregularidades del fiscal Jalil Rachid. A Raquel la tuvieron detenida. Más todavía, le ofrecieron una rápida libertad si acusaba de haber matado a policías al preso Rubén Villalba, a quien desde el comienzo señalaron como chivo expiatorio para una condena ejemplar, que por miedo frenara a los campesinos sintierras.
Raquel se negó totalmente. No así un compañerito, que también estuvo en Marina Cué y que fue dejado libre.
Una Justicia injusta, mentirosa y extorsionadora. Pero todavía hay algo más. Una Justicia que desconoce el Código Penal.
Supone el Código que un adolescente por su edad no siempre comprende el alcance de lo que vive y es testigo, y que por eso (mientras sea adolescente) hay que hacerle un prueba psicológica para estar seguro de que fue consciente de todo.
Y aquí viene un detalle muy importante.
Al fiscal se le pasó, no lo sabía, no le dio importancia (o quién sabe por qué) hacerle a Raquel este estudio psicológico. Condición indispensable del Código Penal para que luego se le pudiera hacer y acusar en un juicio, aunque ya no fuera adolescente.
Sin embargo, esta in-Justicia que tenemos ha citado a Raquel a juicio para el martes día 8 de noviembre.
Según la JUSTICIA (con mayúscula), este juicio es totalmente inviable para Raquel, sobre todo lo sucedido en la masacre de Curuguaty en Marina Cué. Por lo que debe de ser definitivamente suspendido.