Este lunes, el presidente Horacio Cartes decidió nombrar a Lea Giménez, hasta ese momento viceministra de Economía, como la nueva ministra de Hacienda.
Si bien el nombre de Lea ya sonaba fuerte por su cercanía con Santiago Peña y su visión respecto a la política económica, la oficialización se convirtió en un boom noticioso, sobre todo, por la reivindicación de un género hasta ahora aplastado por el machismo político.
Este nombramiento es un hito histórico para aquellas batalladoras mujeres del día a día, quienes esperan que esto sea mucho más que un pequeño paso en su lucha por ganar esos espacios dentro del Gobierno.
Pero, personalmente y sumándome a esa lucha, espero que Lea no sea solo la primera mujer que ocupe ese sillón en el Ministerio de Hacienda.
Espero, como muchos, que ella fortalezca la transparencia, el compromiso y la línea horizontal en una secretaría de Estado clave, por su rol de administrador del erario público.
Espero que, tras haberse formado en el exterior y aprovechando su vasta experiencia técnica en reconocidos organismos internacionales, en su nuevo papel de mando pueda desarrollar un presupuesto más inclusivo, priorizando la inversión en infraestructura, claro que sí, pero sin olvidarse de los sectores más vulnerables.
En este sentido, espero que pueda orientar más recursos del Estado a programas de combate a la pobreza extrema, a planes de asistencia a niñas y mujeres víctimas de la violencia y los abusos. Espero que proyectos que saquen a los niños de la calle no tengan obstáculos en los desembolsos o en su ejecución presupuestaria.
Espero que, conocedora de lo difícil que es para la mujer luchar en igualdad de condiciones, la nueva ministra desarrolle sus labores con honradez y equidad, lo que permita abrir el camino a más mujeres que como ella, seguramente no la tuvieron fácil, pero buscan oportunidades en un mundo laboral que está cediendo –merecidamente– ante ellas.
Espero que no claudique ante los abusivos pedidos del patrón y sepa decir siempre que no a pesar de sus miedos internos, porque desde el lunes ella ya no representa solo a un género, representa también a una nueva generación, representa al 70% de los paraguayos menores de 40 años que ansiosos esperan por aquellos profundos cambios que les prometieron cuando eran chicos, pero que nunca se concretaron.
Que Lea no sea solo la primera mujer al frente del Ministerio de Hacienda, que se convierta en un agente de cambio que genere un salto social y humano.