24 abr. 2024

Puertas abiertas al aprendizaje

A una década del incendio del Ycuá Bolaños, Vida indaga sobre las lecciones que dejó la mayor tragedia en la historia del país. Un recorrido con diversos profesionales sobre lo que se hizo y falta hacer para no repetir la historia.

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La mole de lo que alguna vez fue el supermercado Ycuá Bolaños se yergue sucia y ruinosa en la esquina de la avenida Artigas y Santísima Trinidad. En uno de sus laterales está el memorial donde cada inicio de mes se recuerda a 400 fallecidos en el incendio del 1 de agosto del 2004. Nadie queda indiferente al pasar frente al siniestrado local. Los grafitis en la fachada recuerdan aquella tarde-noche de domingo y los días posteriores a la tragedia. Ya cuando el edificio queda atrás, es imposible no preguntarse: ¿qué aprendimos y qué nos queda por hacer para que no vuelva a ocurrir algo similar?

Al descubierto

La magnitud y consecuencias del incendio estremecieron a toda la sociedad. Pero por encima quedaron al descubierto las falencias de los sistemas para hacer frente a una emergencia como esa. El capitán Rubén Valdez, jefe del Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay, comenta que desde aquel momento se implementaron más medidas de seguridad. “Pero todavía queda mucho por hacer en cuanto al mantenimiento del sistema de prevención. Actualmente, muchos de los edificios tienen dispositivos de seguridad contra incendios, pero no realizan el mantenimiento correspondiente”, explica el bombero que encabeza el Departamento de Prevención e Investigación de Siniestros de esta agrupación.

Aun con una mayor conciencia en cuanto a las medidas que se deben tomar para evitar siniestros, es necesario contar con una normativa a nivel nacional contra incendios, puntualiza Valdez. “La concienciación se da cuando existe una preocupación, una educación. En Paraguay hasta ahora no es costumbre apelar a la conciencia, sino más bien a la obligación”, manifiesta. Varias ciudades del país cuentan con normativas contra siniestros. En Asunción rige la ordenanza municipal n.° 25097/88, que establece las normas de seguridad y prevención contra incendios, pero hasta ahí.

Un 80% de los locales inspeccionados cuenta con algún sistema de seguridad, según los datos proporcionados por el jefe de bomberos. Pero aclara que de esta cifra, solo el 20% tiene sus equipos operativos.

“Una luz de emergencia que no funcione es como tener un cuadro decorativo en el local. Con esas fallas, el riesgo es igual de grande”, advierte. Como anécdota comenta que cuando realizan la verificación y señalan faltas en los locales, algunos propietarios solicitan que les muestren la ordenanza.

Construir conciencia

El Ycuá Bolaños dejó al desnudo la inmadurez profesional y ciudadana para cumplir con las reglas-normas de seguridad, no solamente en el diseño y la construcción, sino también en el mantenimiento responsable de los edificios. Esta es la conclusión a la que llega el arquitecto Nelson Jara, docente adjunto de la materia opcional Seguridad contra incendios en los edificios, en FADA-UNA. “En otras materias (Instalaciones 4) se incluye el tema, pero de manera escueta, sin entrar en detalles”, dice y a esto agrega que aún hace falta reforzar la formación ética y la conciencia de los profesionales.

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La tragedia del Ycuá Bolaños dejó al desnudo la precariedad de las construcciones y la falta de fiscalización de parte del municipio.

El arquitecto, que también forma parte de la Unidad Técnica de Análisis de Proyectos de Prevención contra Incendios en la Municipalidad de Asunción, pudo comprobar que en los planos se especifican los sistemas de prevención contra incendios (PCI). Pero al momento de la verdad, eso no se cumple. También observó que son pocos los propietarios que aceptan introducir mejoras en sus locales a partir de un análisis de riesgo, en función a la seguridad colectiva.

“Se utiliza la frase: ‘Ápe ndoikomoái vo’i umi incendio umía’, que traducida sería: ‘Acá no ocurrirán ese tipo de incendios’. “Todos debemos entender que la seguridad es una inversión económica, no hay que tomarla como una obligación”, refuerza el arquitecto, que plantea generar proyectos y propuestas de adecuación de las construcciones con el pensamiento preventivo y la seguridad colectiva por encima de los intereses particulares. Como dato, señala que sus colegas están incorporando, ajustando y homologando normativas cada vez más actualizadas en lo referente a la seguridad.

Impacto en el aula

En 2005, la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Asunción implementó, como materia optativa, Seguridad contra incendios en edificios. Esto permitió que los alumnos de esta carrera conocieran en detalle la ordenanza n.° 25.097, comenta el ingeniero Luis Samaniego, profesor de esta cátedra. “La carrera pone énfasis en la seguridad de las edificaciones, incluida la prevención y el combate de incendios. Actualmente ya no se puede concebir el trazado de un proyecto sin tener los conocimientos claros de los requerimientos y las normativas de prevención”, indica.

Para el docente, la tragedia del Ycuá fue algo inesperado, sobre todo por la magnitud de sus consecuencias. “No creo que ningún estamento, tanto gubernamental como municipal, haya podido predecir semejante siniestro y sus derivaciones, aun contando con las medidas de seguridad mínimas”, dice. Samaniego señala que es sencillo implementar las normas, aunque subraya que hace falta actualizarlas. Comenta que él y otros colegas de la Facultad de Arquitectura trabajan en conjunto con la Municipalidad capitalina en la elaboración de una nueva ordenanza.

Para Rubén Valdez, jefe de los Bomberos Voluntarios, es positivo que el Ministerio de Educación tenga una dependencia que trabaja en la prevención de siniestros con alumnos de instituciones educativas. Y a través de un proyecto llevado adelante con la aseguradora Mapfre, cuenta, capacitaron a unos 5.000 alumnos de escuelas públicas en prevención de siniestros y seguridad en el hogar. “También con las empresas privadas hemos realizado capacitaciones, ya sea en frigoríficos, bancos, financieras, supermercados, etcétera. Sabemos que una de las grandes pérdidas en las empresas son los incendios”, menciona. Pero Valdez recalca que en materia de capacitación todavía están en falta varias instituciones públicas y universidades.

Bajo observación

Para la Municipalidad de Asunción existe un antes y un después del Ycuá Bolaños, según el director del Departamento de Prevención contra Incendios, ingeniero Carlos Halke, quien asume que la Municipalidad aprobaba los planos, y no realizaba luego la inspección final para ver si realmente los sistemas de seguridad contra incendios se encontraban en funcionamiento. “Luego de ese hecho, para cualquier tipo de construcción de la capital, sí o sí es necesaria la verificación de los sistemas contra incendio”, refiere Halke y detalla que el trabajo de su dependencia lo realizan de manera coordinada con los Bomberos Voluntarios y la Essap.

El departamento a cargo de Halke cuenta con unos 20 fiscalizadores, entre ellos integrantes del cuerpo de bomberos. Estos se distribuyen el control de los trabajos sobre prevención de incendios en las obras, la implementación de estas medidas y la inspección final, además del seguimiento. Las compañías de bomberos reciben el informe de la Municipalidad sobre el estado de los edificios importantes de su zona para conocer la situación en la que se encuentran, en caso de que necesiten algún auxilio.

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Cada vez son más los lugares que prevén dentro de su estructura todas las medidas necesarias para combatir siniestros y acelerar la evacuación de la zona.

La verificación de los lugares que albergan a muchas personas se realiza anualmente. A principios de año (entre febrero y marzo), el cronograma de control empieza con instituciones educativas, sigue con locales comerciales y entre agosto y setiembre se verifican los sitios nocturnos. La observación hace hincapié en que las salidas de emergencia tengan el ancho requerido (0.80 m de ancho por 2.10 m de alto) y estén despejadas. También, contar con extintores y otros sistemas para combatir el fuego. En el caso de los locales con cocina, se solicita el certificado del sistema de mantenimiento de los extractores de humo y vapores.

Las multas por incumplimiento de estas exigencias van de cinco a 20 jornales. Pero este monto solo es un parámetro, todo dependerá de la envergadura del local. Se considera una falta leve no realizar el mantenimiento de extinguidores, y grave, no contar con ninguno de los requisitos. Los antecedentes son remitidos al Juzgado de Faltas de la Municipalidad, que puede proceder a recomendar la clausura del local hasta su adecuación a la normativa.

Los más concurridos

Desde hace tiempo, el Mercado 4 ha sido declarado zona de emergencia. Halke comenta que la adecuación a las normas de seguridad del sitio de compras más concurrido de la capital se llevará adelante a través del aporte de Itaipú Binacional. Aunque las tratativas entre el Gobierno y la Municipalidad están en su fase final, el ingeniero aún no tiene la fecha exacta en que los trabajos se iniciarán. Con respecto a los edificios viejos, existe la ordenanza n.° 388/09, que obliga a estas construcciones a incorporar medidas alternativas de mitigación para prevenir las consecuencias en casos de siniestros.

El Shopping del Sol es uno de los locales más concurridos de Asunción. Durante la semana, unas 5.000 personas van a este centro comercial, cantidad que se duplica los fines de semana. Desde la gerencia informan que el sitio cuenta con todas las exigencias de las normas internacionales para prevenir incendios, entre ellas, un sistema preventivo integrado por sensores de alarmas humo-calor, que son monitoreados las 24 horas. A ello se suma un sistema de combate a las llamas con una red de rociadores y de hidrantes distribuidos por todo el shopping y conectados a un tanque de agua de 380.000 litros.

Casi nada

Christian Olmedo, miembro de la Coordinadora de Víctimas del Ycuá Bolaños, ve prácticamente un nulo avance en lo que se refiere a la prevención de siniestros. Añade que en muchos lugares las salidas de emergencia son las mismas utilizadas como puertas de entrada. También resalta que no basta con poner unos carteles indicadores o extintores, sino que las medidas deben ir más allá; desde dotar de más rubros para contar con más técnicos encargados de la fiscalización, hasta una planificación urbana que esté acorde a la seguridad de las personas.

“Con el Ycuá, la gente empezó a centrar su atención en los lugares grandes, olvidando que también existen riesgos en pequeños negocios. Lo que se ha hecho hasta ahora es ínfimo en comparación con la magnitud de lo que sucedió”, enfatiza Olmedo, quien perdió a su hermana de 33 años y a su sobrina de tres años en la tragedia.

Además de la responsabilidad de las autoridades, señala que la sociedad ha optado por dejar en manos de los familiares y víctimas del Ycuá el reclamo correspondiente a los estamentos responsables. “Pareciera que nosotros somos los salvadores, con la obligación de exigir. Pero si lo hacemos de manera reiterada, ya somos exagerados. Formamos parte de una ciudad y en ella tenemos responsabilidades de convivencia”, acota el referente de la coordinadora que cada mes (con actos de recordación en el memorial) intenta mantener viva la llama de la memoria en un país propenso al olvido.

Texto: Carlos Elbo Morales

Fotos: Javier Valdez/Archivo ÚH.