El albergue funciona en un inmueble de 40 hectáreas que forma parte del área silvestre del arroyo Yukyry, que desemboca en el lago Ypacaraí. Busto alquiló el lugar en 2016 porque no tenía espacio para los 17 perros que rescató. Un año y medio después, con la familia de peludos aumentada, la ambientalista ahora proyecta convertir el albergue en un centro de sicología y de educación canina.
La camada de perros rescatados en Jagua Renda —comenta Busto— se está preparando para recibir próximamente a personas que quieran hacer senderismo en compañía de sus mascotas, ya que cada vez más en Asunción se restringen los espacios para recorrer con los canes.
Pero, por sobre todo, Jagua Renda se está preparando para servir de apoyo a los dueños que tienen dificultades para relacionarse con sus mascotas. Este es el objetivo del futuro centro de sicología y educación canina. “Cuando convivís con los perros te das cuenta de que nos falta entenderlos más. Con esta finalidad se abrirá el centro para que la gente pueda comprender”.
Cada can rescatado tiene una historia y es singular, como es el caso de Puppina, la hembra beta de la manada y la relacionista pública de Jagua Renda; es la que sale a recibir a los visitantes. El albergue está rodeado de una exuberante vegetación con el Yukyry cerca, donde los perros juegan y nadan junto a Brenda, la chanchiperri que forma parte de la manada canina. Interesados en conocer lo que hace Verónica pueden visitar la página de Jagua Renda Facebook.