El mejor pronóstico sobre el comportamiento del PIB en Paraguay tiene que ver con un aumento en el precio de los bienes que Paraguay exporta, o commodities, derivado de un incremento en la demanda mundial y a una menor producción de la economía norteamericana debido a problemas climáticos.
No cabe duda de que es positiva la mejora en la perspectiva económica para este año; sin embargo, las razones de la misma nos muestran que la economía paraguaya continúa siendo altamente dependiente de factores que no puede controlar en absoluto, como el contexto internacional y el clima. En este caso el clima no solo afecta en Paraguay, sino también en otros países.
Por otro lado, tampoco hay que cantar victoria. El mismo Fondo Monetario Internacional alerta sobre la persistencia de riesgos a pesar de que los países más afectados por la recesión están mostrando signos de estabilidad y, en algunos casos, repunte.
Entre los factores de corto plazo que es necesario tener en cuenta se encuentran la decisión de la Reserva Federal con respecto a las tasas de interés, la evolución de las economías vecinas que al ser mucho más grandes que la de Paraguay tienen una fuerte influencia, la economía china y la de los países a los que Paraguay destina sus exportaciones.
A largo plazo, existe la posibilidad de un crecimiento muy lento para un periodo relativamente extendido, lo que afectaría de manera sustancial a la economía paraguaya centrada en la producción de bienes exportables.
Esta posibilidad de ralentización económica a largo plazo podría tener efectos también en la disponibilidad de tecnología, y con ello en las oportunidades de aumentar la productividad. América Latina, y Paraguay en particular, tiene grandes déficits en esta materia.
La alta dependencia externa y del clima de la economía paraguaya es histórica, generando vulnerabilidad y volatilidad, lo cual obstaculiza el crecimiento a largo plazo y las posibilidades de que el crecimiento contribuya de manera efectiva al bienestar económico y calidad de vida de la mayoría.
El contexto internacional está dando señales importantes acerca de la necesidad de transformar el modelo de crecimiento basado en las exportaciones hacia una estructura productiva de mayor diversificación en productos y mercados y de menor dependencia climática.
Esta transformación exige una política fiscal activa tanto por el lado del gasto como de los ingresos. Ninguna economía ha logrado modificar sus determinantes del crecimiento de manera espontánea. Han sido necesarias políticas de desarrollo productivo, educativas y laborales y ello requiere financiamiento. Además de festejar una buena noticia debemos discutir como país hacia dónde queremos transitar para lograr un crecimiento y desarrollo sostenidos y sustentables a largo plazo y con impacto en el bienestar y la calidad de vida.