“Tuvimos un temporal con viento muy fuerte, se perdieron plantaciones de tomates y locotes”, comentó.
En el caso de Caaguazú, donde el temporal fue más fuerte, se perdió aproximadamente el 50% de la producción, informó Velázquez. Esto quiere decir que 300 fincas de productores quedaron con sus plantaciones dañadas, explicó.
Dijo que no pedirán asistencia del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) ni de ninguna institución del Estado debido a que difícilmente encuentren respuestas.
“No vamos a pedir asistencia porque nunca hay respuesta, la gente está cansada de las mentiras”, arremetió el representante del gremio.
Los labriegos prefieren gestionar créditos de las financieras y con ello tratar de recuperar sus parcelas, comentó. “Vamos a tratar de recuperar lo que tenemos, recurriremos a las financieras para tratar de reactivar la producción, porque la ausencia del MAG en Caaguazú se siente”, manifestó.
Afortunadamente, la gente no se dedica exclusivamente a la plantación de productos frutihortícolas, sino también a la ganadería, lo que les dará un alivio mientras recuperan los cultivos destruidos por las lluvias, explicó Velázquez. “Hay autogestión principalmente, la gente se ingenia para recuperar lo que pierde”, agregó.
Por otro lado, criticó que aún no están listos los datos que el MAG prometió tener, acerca de la producción de tomates a nivel nacional.
La intención era recolectar datos de todo el país sobre la producción de tomate, de tal manera de contar con información que les ayude a prevenir una eventual superproducción, como ocurre cada año.
“Necesitamos ese trabajo para que no se produzca nuevamente el fenómeno de la superproducción, que trajo muchas pérdidas a los compañeros”, comentó. En algunos meses del año, los productores se enfrentan a condiciones climáticas que propician una superproducción, sin tener mercados, lo que los obliga a tener que vender los tomates a precios irrisorios o a tirarlos.