Entre paréntesis, estoy convencido de que la policía en cada barrio ya los conocen. Los conocen, pero poco hacen por sacarlos de la circulación.
Tal vez, porque estos no les reditúan beneficios, porque pertenezcan al desdichado grupo de drogadictos que consiguen tener algo para drogarse robando para un corrupto policía. Y cierro este paréntesis que hubiera deseado no tenerlo que abrir.
Primero clavan y luego roban.
He hablado y pensado sobre este problema y sinceramente encuentro poca solución. Son vidas humanas rotas y mucho miedo en la población (en un tiempo ocurrió casi un taxista clavado por día en una semana). Pero no hallo el modo de un resultado efectivo. Sus autores escurridizos no se enterarían de lo que quisiéramos decirles.
Nos queda hacer una campaña pública diciendo que es horroroso “clavar antes de robar”, a diestro y siniestro, por lo sagrado de la vida humana y el aumento grande de la pena a los que fueran apresados en este delito.