AFP
WASHINGTON - EEUU
Antes de cumplir cuatro meses en la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump enfrenta varias crisis. El mandatario evitó cuidadosamente hacer referencia al verdadero cataclismo político que generó en Washington la denuncia de su tentativa de presionar al FBI a que abandone una investigación sobre su ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn.
Sin embargo, dijo a los cadetes que su gobierno estaba logrando “cosas enormes en muy corto tiempo”, pero añadió que no había sido elegido presidente “para servir a la prensa de Washington ni a intereses especiales”.
La más reciente controversia que envuelve a la Casa Blanca estalló el martes, cuando el diario The New York Times aseguró poseer un memorando interno escrito por el ex director del FBI, James Comey, después de una conversación con Trump.
De acuerdo con ese memo, Trump le sugirió a Comey que el FBI abandone una investigación que llevaba adelante sobre Flynn y sus lazos con funcionarios rusos, y que ya le habían costado el despido.
Desconfianza. El 9 de mayo el propio Comey fue despedido por el presidente, quien además le advirtió por Twitter que guarde silencio y le sugirió que poseía grabaciones de todas sus conversaciones en la Casa Blanca.
En medio del clima de desconfianza generalizada, las presiones se habían concentrado ayer miércoles en el Congreso, y especialmente en las bancadas del partido Republicano, que hasta ahora se mantuvieron en silencio.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, convocó a una conferencia de prensa donde alegó que el Poder Legislativo tiene que concentrarse en hacer su trabajo. El Congreso no debe “concentrarse en especulaciones (...) y aquí hay claramente política en juego. Nuestro papel es concentrarnos en los hechos”, dijo.