“Aquí es donde todo comenzó”, recordó en sus primeras palabras en el Ladd-Peebles, el pequeño estadio local donde en agosto de 2015 se congregaron alrededor de 30.000 personas para escucharle tras hacerse con la nominación presidencial republicana. El Ladd-Peebles se convirtió en un símbolo al convertir en ídolo de masas al aquel entonces candidato republicano que nadie daba como favorito, pero que consiguió atraer a multitudes en estados del sur y del medio oeste del país para finalmente derrotar a la demócrata Hillary Clinton en los comicios del 8 de noviembre.
Hoy, una multitud algo más modesta, regresó para asistir al último evento del llamado “tour de agradecimiento” del presidente electo, que tomará posesión el 20 de enero, y que tras su paso por Alabama comenzará sus vacaciones navideñas en Florida. “Los increíbles patriotas de este estadio desafiaron a los analistas, a los comentaristas políticos y permitieron una victoria histórica para el trabajador y el pueblo estadounidense”, exhortó Trump, que llegó acompañado de la lluvia.
Trump volvió a ser el orador de campaña que ha intentado dejar atrás después de su victoria electoral, y prometió drenar la ciénaga de Washington, un país seguro de nuevo (parafraseando su lema de campaña: Hacer EEUU de nuevo) y la audiencia le pidió enardecida que construya el muro con México. efe