23 abr. 2024

Preparar el alma

Hoy meditamos el evangelio según San Lucas 10, 13-16.

Cuando Dios viene al mundo “para sanar y remediar todas nuestras rebeldías y miserias espirituales desde su raíz, destruye muchas cosas por inservibles, pero deja intacto el dolor. No lo suprime, le da un nuevo sentido. Él pudo escoger mil senderos distintos para alcanzar la Redención del género humano –que para eso viene al mundo–. Pero de hecho elige un camino: el de la cruz. Y por esa vereda lleva a su propia Madre, María, y a José, y a los Apóstoles, y a todos los hijos de Dios”.

El Señor, que permite el mal, sabe sacar bienes en beneficio de nuestras almas. No dejemos nosotros de convertirlo en motivo de amor, de crecimiento interior.

El vencer, con el auxilio del Ángel Custodio, los estados de ánimo, el cansancio... será muy grato al Señor y una gran ayuda a quienes están con nosotros. “El espíritu de penitencia está principalmente en aprovechar esas abundantes pequeñeces –acciones, renuncias, sacrificios, servicios...– que encontramos cada día en el camino, convirtiéndolas en actos de amor, de contrición, en mortificaciones, y formar así un ramillete al final del día: ¡un hermoso ramo, que ofrecemos a Dios!”.

El papa Francisco a propósito del evangelio de hoy dijo: “Cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no escuchamos, no entendemos, porque la tentación nos cierra, nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de Dios, la palabra de Jesús nos salva, escuchar la palabra que nos abre el horizonte...

Él siempre está dispuesto a enseñarnos cómo salir de la tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza. Esta confianza es una fuerza grande, cuando estamos en tentación: el Señor nos espera, se fía de nosotros así, tentados, pecadores, siempre abre horizontes. Y viceversa, el diablo con la tentación cierra, cierra, cierra”.

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y http://es.catholic.net/op/articulos/8378/cat/331/ciudades-incredulas.html).