La inmadurez de los órganos como el pulmón también comprometen el funcionamiento del sistema respiratorio que se suma al tiempo de internación necesaria que, por lo general, se extiende por tres meses o hasta que el bebé alcance los dos kilos de peso, explica el doctor Ramón Mir, jefe de Neonatología del Hospital de Clínicas.
Una vez que logra el alta, el seguimiento es permanente hasta cumplir al menos 2 años que es la etapa crítica del niño prematuro y son la audición, la vista y la resistencia pulmonar los que son vigilados en este periodo. La estimulación temprana es fundamental durante el proceso que es complejo y multidisciplinario e incluye la consulta con especialistas como neurólogos, otorrinos, nutricionistas y cirujanos.
La inmadurez del bebé prematuro lo predispone a las infecciones, porque nace inmunodeprimido y en la terapia permanece intubado con vías periféricas que están asociadas con las infecciones dentro de un sistema hospitalario, indica el profesional.
Otra secuela puede ser la pulmonar. Desde el 94 el Hospital de Clínicas los prematuros reciben surfactante que es el encargado de abrir los alvéolos y permite que los pulmones se oxigenen y evita que el niño esté más tiempo en el respirador.
“Tenemos buenos resultados con niños que nacieron con 750 gramos que han sobrevivido con mucho trabajo”, indicó Mir. Aclaró que el trabajo diario y de 24 horas es de las enfermeras en la terapia neonatal que se encargan de los cuidados mínimos de los pacientes.
DATOS. En Paraguay, alrededor de 10.000 bebés nacen en forma prematura. En el Hospital de Clínicas de San Lorenzo, por lo general, se tiene 60 niños de muy bajo peso, que son los que aumentan la mortalidad.