El tránsito vehicular en Asunción y el área metropolitana es un caos, pero eso no es ningún secreto. Está a la vista de todos y a más de uno ya le tocó hasta el último nervio corporal.
Tampoco es una novedad que la capital no tuvo el acompañamiento municipal en cuestiones de infraestructura, condenando al ciudadano y al visitante a sufrir las consecuencias del atraso.
Pero hay que reconocer que si hablamos de los principales culpables del embotellamiento diario, tenemos que señalarnos entre nosotros. Puede ser ignorancia, torpeza o, simplemente, egoísmo.
Estudios internacionales y nacionales demuestran que las infracciones más comunes son los estacionamientos en doble fila, los estacionamientos indebidos frente a colegios y, por supuesto, los giros indebidos.
Lo concreto es que las entradas y salidas de la ciudad capital colapsan todos los días. Pero además de las pocas alternativas para alivianar el tráfico, las infracciones citadas en el párrafo anterior se terminan convirtiendo en agravantes en la caótica jungla vehicular.
Cuando de entrada al centro hablamos, la crisis empeora. A los caminos estrechos se suman los aparcamientos indebidos y las improvisadas paradas del buses.
En este caos, un capítulo aparte está reservado para los motociclistas y los pasajeros de colectivos. Los primeros, salvo contadas excepciones, nunca temen cruzar luz roja, hacer giros indebidos o adelantarse en cualquier lado, sin prestarle mucha importancia a su alrededor. Los segundos, a su turno, tampoco tienen vergüenza en subir o bajar del bus a cada cuadra, pero siempre andan enojados por el lento andar del ómnibus.
Pero en esta jungla, no hay que olvidar el rol que debe cumplir la policía municipal de tránsito (PMT). Con bases ordenadas que permitan un eficiente control, un gran porcentaje del padecimiento diario podría tener fin.
Un control regular frente a colegios, patrullajes móviles por las avenidas principales y multas ejemplares, sin duda, ayudarían a devolverles a Asunción y ciudades vecinas sus estatus de urbes.
Los intendentes tampoco deben olvidar que una de las tareas principales de los municipios es garantizar el libre tránsito y la seguridad vial dentro de sus límites. Preocupados por recaudar, una inmensa cantidad de registros son otorgados sin ningún requisito, lo que se termina traduciendo en las causas principales de la ignorancia vehicular. Ya no se puede permitir que los vehículos sean conducidos por personas que no tienen conocimiento de las leyes de tránsito, no tienen práctica, ni interés en conocer o practicar.