La idea de crear una fecha dedicada a la mujer surge a finales del siglo XIX, en un mundo industrializado, que incorporó a la mujer en el trabajo. Por este motivo el ocho de marzo se bautizó como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, aunque actualmente tiende a ser conocido como Día Internacional de la Mujer.
En casi cien años, la mujer ha avanzado mucho en el terreno laboral y social con respecto al hombre. Aunque aún, queda mucho camino por andar. La mujer sigue siendo atacada física y psíquicamente, acosada e infravalorada.
El Día Internacional de la Mujer recuerda la desigualdad de género, impulsa proyectos y encuentros con objeto de mejorar la situación de las mujeres en la sociedad, y pretende la concienciación y educación de la población por un mundo igualitario, respetuoso y justo.
La historia del 8 de marzo está cruzada por situaciones y hechos que muestran un escenario más complejo. Es una larga historia que inicia quizá a mitad del siglo XIX, cuando obreras de la Lower East Side de Nueva York piden una jornada de 10 horas y de ahí a otra y otro punto del mundo, son muchas las jornadas que precedieron a lo que sería el establecimiento “oficial” de esta conmemoración.
En 1908 Nueva York fue testigo de la ocupación de una fábrica por parte de las trabajadoras que demandaban la reducción de las 16 horas de trabajo diario a las que estaban sometidas. El dueño que no había aceptado la huelga cerró las puertas del local tomado y prendió fuego, muriendo las 129 trabajadoras que había adentro.
En 1910 en una conferencia internacional de mujeres, en Dinamarca, la alemana Clara Zetkin, integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la confección, demandó instituir el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer para reclamar los derechos políticos, civiles y económicos.
Esta propuesta llegó al comienzo de un período de gran transformación social y política en el mundo. Europa estaba al borde de la Guerra Mundial, los imperios coloniales de Asia y Africa sufrían las primeras conmociones de la revuelta nacionalista, y en Norteamérica, el movimiento por el sufragio femenino estaba cuestionando algunas de las presunciones de las relaciones humanas.
Cuando se conmemoró el primer Día Internacional de la Mujer, en 1911, más de un millón de mujeres participó públicamente en él. Además el derecho a voto y a ocupar cargos públicos, demandaban el derecho a trabajar, a la enseñanza vocacional y el fin de la discriminación en el trabajo.
En 1917, miles de mujeres rusas se levantaron en contra de la guerra que había causado la muerte de dos millones de soldados de su país. El 8 de marzo, cuatro días después de la manifestación masiva “Por pan y paz”, el zar fue obligado a renunciar, y con la instauración del gobierno provisional las mujeres consiguieron el derecho a votar.
Desde que en 1977 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adopta el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, esta fecha ha ido adquiriendo una connotación distinta, conviertiéndose en el nexo entre los esfuerzos de los países por ampliar los derechos de participación política, social, cultural y económica de las mujeres.