CUIDADO EN EL MANEJO DE DATOS MACROECONÓMICOS. Por eso, todo lo que sea cuantificaciones del 2016 debe ser utilizado con cuidado y con todas las advertencias del caso. Las proyecciones de las mismas, que se imprimen como datos oficiales del próximo quinquenio e incluso hasta el 2023, no son más que meras especulaciones y, en algunos casos, fantasías bien intencionadas. He aquí ejemplos de los riesgos en algunas frases oficiales.
PROYECCIONES OPTIMISTAS DEL DÉFICIT FISCAL. En el Informe de Finanzas Públicas publicado recientemente por el Ministerio de Hacienda puede leerse en la página 79: “Se estima un endeudamiento neto (déficit) del 1,5% del producto para la Administración Central en el PGN 2017, el déficit se reducirá al 0,6% en el 2018, y llegaría al 0,3% del PIB en el 2019, proyectándose un déficit promedio del 0,8% para el periodo considerado”. Eso no pasa de ser buenos propósitos. No es nada seguro que el déficit del 1,5% sobre el producto en el 2017 permanezca solo en esa proporción. A fines de setiembre del 2016, un montón de razones apuntaban a que los saldos rojos reales de Hacienda el año que viene serían mayores que esa proporción.
CONGRESO Y SINDICATOS: INFLADORES DE DÉFICIT. Las discusiones recientes en el Poder Legislativo en torno a mayores autoasignaciones extraordinarias por encima de la ya abultada “matriz salarial”, así como la solicitud formal del Sindicato de Profesionales del Ministerio de Hacienda a la Comisión Bicameral de obtener un aumento del 19,5%, a las que se suma el pedido de docentes de mayores remuneraciones, echarán por tierra las pretensiones del Tesoro de mantener controlado el Presupuesto General de la Nación para el 2017. Lo más probable es que una parte considerable de dichas remuneraciones adicionales sea aprobada por el Congreso. Solo con esto, el déficit fiscal aumentaría por encima del desiderátum del -1,5% sobre el PIB.
CRECIMIENTO EN CIFRAS PRELIMINARES. En el anexo estadístico, publicado en la página web del Banco Central, correspondiente al último informe económico mensual, puede verse que datos claves del 2011 al 2015 para el análisis de coyuntura, como el producto interno bruto (PIB) a precios de comprador, por sectores económicos y en guaraníes corrientes, en el cuadro 2, siguen siendo “cifras preliminares”. En el cuadro siguiente, también los datos sobre la evolución del PIB por rama de actividad económica para 2014 y 2015 son solo “preliminares”. Algo similar ocurre con los cuadros subsiguientes. Si sobre lo que ocurrió en el pasado reciente no existe seguridad, obviamente que los del 2016 son solo burdas estimaciones. Y del crecimiento de la economía dependen muchas otras variables macro, también la recaudación tributaria, importantísima para la política fiscal.
Esta inseguridad en los datos es normal en cualquier economía y en este caso paraguayo, que se analiza arriba, las estadísticas monetarias y fiscales se hallan entre las mejor cuantificadas en el país. No obstante, hay que tener cuidado con las buenas intenciones contenidas en las entrañas de tantas estimaciones, sobre todo en épocas electorales.