“No puedo negar que el sábado había escuchado esto, pero a mí me parece que son dos aspectos que debemos diferenciar muy bien, la necesidad de revisar distrito por distrito, creo que debemos hacerlo con mucha serenidad, no coincido con la forma de enviar el mensaje”, había señalado Cartes este martes por la mañana en la conferencia de prensa ofrecida tras su arribo al país.
“Se lo digo acá frente al vicepresidente, puede ser Caaguazú, Tomás Romero Pereira, donde quieran, me parece que debemos llevar a todos los candidatos a intendentes y que hablemos caso por caso y donde tengamos responsabilidad asumirlas con mucha humildad, si tenemos eso y de no buscar culpables creo que el partido tiene la oportunidad de recuperarse”, añadió.
Las declaraciones fueron hechas ante la atenta mirada del vicepresidente Juan Afara, quien no pudo evitar sentirse incómodo cuando el primer mandatario nombró al distrito de Tomás Romero Pereira, lugar considerado “feudo” de Afara y donde su candidato sufrió una histórica derrota frente a un opositor.
El audio en el que la diputada Cynthia Tarragó anuncia que se organizará con Juan Afara una gran reunión de colorados para dejar parado a Horacio Cartes como el “mariscal de la derrota” tras el fracaso electoral del oficialismo en las municipales del 15 de noviembre pasado causó revuelo en carpas del coloradismo y provocó diversas reacciones.
Lo cierto es que el sector de Afara no salió a desmentir los planes de dicha convocatoria y fuentes cercanas al poder afirman que es la prueba del cada vez más notorio roce entre el presidente de la República y su vicepresidente.
El fantasma de la relación presidente-vicepresidente
La mala relación entre presidente y vicepresidente es moneda corriente en la transición democrática de nuestro país.
Es recordado el pésimo trato entre el ingeniero Juan Carlos Wasmosy y Ángel Roberto Seifart. La fórmula fue el resultado de las primeras elecciones realizadas en al año 1993 luego de los 35 años del régimen dictatorial del militar de extracción colorada Alfredo Stroessner.
Para el siguiente periodo la relación fue peor, la dupla conformada en 1998 por el oviedista Raúl Cubas Grau y el histórico caudillo del coloradismo Luis María Argaña fue el resultado de una etapa de extrema polarización en el partido gobernante, que terminó con el asesinato del segundo, una escalada de violencia que derivó en crisis política y la renuncia del entonces mandatario, quien gozaba del respaldo del polémico general Lino César Oviedo.
No tan distinto fue el trato entre el colorado Luis González Macchi -quien asumió tras la renuncia de Cubas- y el liberal Julio César “Yoyito” Franco, quien asumió el cargo luego de vencer en elecciones a Félix Argaña, hijo del fallecido Luis María Argaña.
Lo que parecía en principio el fin del karma, terminó en una de las fracturas más grandes de la Asociación Nacional Republicana (ANR). Es que Nicanor Duarte Frutos y Luis Alberto Castiglioni se presentaban en el año 2003 ante los medios de prensa sonrientes y como los grandes amigos que resolverían los acuciantes problemas del país.
Dos años después se hizo evidente el distanciamiento de ambos, que derivó en Castiglioni fundando su propio movimiento (Vanguardia Colorada) y cayendo derrotado frente a la ex ministra de Educación, Blanca Ovelar, candidata del oficialismo.
Castiglioni denunció elecciones fraudulentas y la división entre colorados posibilitó el triunfo de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC) liderada por el religioso Fernando Lugo en las elecciones generales del 2008.
Del mismo modo transcurrió la historia entre Lugo y su vice, Federico Franco. Los que posaban abrazados ante las cámaras en tiempos de campaña mostraron sus profundas diferencias ni bien asumió la presidencia el ex obispo de San Pedro.
La erosión fue tal que tras la crisis política surgida a raíz de la Masacre de Curuguaty, el PLRA apoyó el controvertido juicio político que destituyó a Lugo, asumiendo Franco como presidente, sin que el ex obispo pueda completar su periodo. El sector luguista acusó a Federico Franco de conspirar desde un primer momento para desestabilizar la gestión de Fernando Lugo.
Si bien aparecen juntos en actos oficiales e inauguraciones de obras, existen fuertes rumores de que Horacio Cartes y Juan Afara no están pasando por un buen momento. De confirmarse, volvería a la escena política un viejo fantasma que se resiste a morir.
