La advertencia fue hecha en entrevista con Efe por la directora del Departamento de Neurología de la Sociedad de Pediatras del Estado de Río de Janeiro (SOPERJ), Heloisa Viscaino, para quien el buen desarrollo de estos menores depende de que reciban un trato adecuado.
En su opinión, es prioritario formar a las familias de estos niños, especialmente a las madres, para que les comprendan y atiendan mejor, ya que “cuanto mayor sea su nivel educacional, mayor es la probabilidad de que ese niño tenga un mejor desarrollo”.
“Toda familia que tenga un niño con deficiencia sufre procesos muy complicados de organización con ella misma y en relación con la sociedad”, por lo que la mejor manera de ayudar es dándoles información “sobre a lo que van a tener que enfrentarse”, dijo la especialista.
La advertencia se produce dos días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara una emergencia sanitaria de preocupación internacional por la posible asociación entre el aumento de los casos de microcefalia y desórdenes neurológicos en bebés en varios países y los casos de personas contaminadas con el virus del Zika.
Tan sólo en Brasil el número de casos de microcefalia saltó desde un promedio de 150 al año en la última década hasta las 4.783 notificaciones registradas en el último semestre, en medio de una grave epidemia de zika.
Viscaino hizo hincapié en la capacitación principalmente de la madre de bebés con microcefalia, que “entiende mejor las necesidades de su hijo y se empeña más en las tareas de rehabilitación”.
La pediatra recalcó también la importancia de que los niños con microcefalia sean sometidos por especialistas a un tratamiento de estimulación “cuanto más precoz mejor”, para intentar restaurar algunas carencias que haya generado esta disfunción.
Lo ideal, según explicó, sería iniciar su tratamiento dentro los seis primeros meses de vida.
Al fin y al cabo, esta alteración anatómica del cráneo es la consecuencia de “una lesión en el cerebro en desarrollo”, lo que puede generar desajustes no solo locomotores sino en funciones automáticas como la respiración, la deglución o la coordinación de las eliminaciones urinarias y fecales, afirmó.
“No es solo salud neurológica, es salud de todo el cuerpo como un todo, son personas más frágiles”, explicó Viscaino, para quien, en algunos casos y dependiendo del grado de afectación al cerebro y del tratamiento médico que reciban, estos menores pueden recuperar algunas funciones perdidas.
En su opinión, frente a la educación especializada que van a necesitar estos neonatos, “se tienen que establecer redes de trabajo, formación de equipos y una integración entre los servicios de educación y de salud”, para facilitar un trato lo más eficaz posible a las necesidades de cada niño.
Según datos recabados por el Ministerio de Salud, desde mediados del año pasado y hasta el 30 de enero de 2016 se registraron 4.783 posibles casos de microcefalia entre niños ya nacidos y fetos, de los que se llegaron a confirmar 404 casos.
Asimismo, se han registrado 76 “muertes” a consecuencia de la microcefalia y otras alteraciones del sistema nervioso, entre las que se incluyen las de fetos en periodo de gestación.
Según aclaró Heloisa Viscaino, los problemas en el desarrollo de los niños no son “ninguna novedad” para las autoridades brasileñas.
“Hasta el 10 % de la población mundial tiene algún tipo de deficiencia”, un porcentaje que se distribuye de manera desigual por el globo, llegando a centrarse a veces hasta el 80 % en países menos desarrollados, denunció la doctora. Carlota Ciudad
