19 abr. 2024

Periodismo y periodistas

Por Miguel H. López – @miguelhache

Por estos días creo que deberíamos escribir sobre nosotros y nuestro trabajo. Mirarnos desde donde menos nos gusta: la autocrítica. Si bien cada vez que se acerca el 26 de abril nos merecemos un homenaje, también es tiempo de hacer un balance sobre la profesión y lo que se está y estamos haciendo.

Hace mucho que en esta tarea de trabajar la noticia, venimos fallándole a la gente, en cierta medida. A veces por ignorancia, a veces deliberadamente y –lo peor– a veces por rentabilidad, aun cuando sepamos que la información no debe venderse, menos el mensajero.

Es difícil hablar de este lado de la mesa y, sin embargo, es necesario, un gesto de responsabilidad. Responsabilidad, eso que en un sector de nuestro oficio viene haciendo mucha falta, principalmente desde que abandonamos un poco –o mucho– el hábito de verificar y contrastar todo lo que vamos a contar; de respetar los principios éticos más elementales; de recordar que en el periodismo no se debe mentir, ni difamar. De recuperar eso esencial, la noticia como un servicio no como mercadería.

Poniendo en salvaguarda las siempre gratificantes excepciones, en la era que corre nos debemos volver al buen periodismo. No es que todo tiempo pasado fuera mejor, sino que en los tiempos presentes nos olvidamos de algunos parámetros necesarios en lo que hacemos, del deber ser, de la obligación con la gente a la que informamos y a veces desinformamos.

El periodismo es lo que hacemos. El resultado de la búsqueda y el procesamiento de datos de valor humano, verificados, auscultados, contextualizados para su difusión. El periodista es lo que somos, el sujeto que determina qué es lo que va a llegar o no a la población en clave de realidad, salvo que los consorcios mediáticos y la censura sentencien su defunción. Somos ese que debe tener la suficiente entereza ética para saber el qué y el cómo de las cosas. Somos mediadores, no somos la noticia, ni juez, ni policía ni fiscal. Estamos entre los hechos y la gente. Estamos entre la gente y los medios, esos que siempre tienen la tendencia de inclinar la balanza hacia su lado. Somos trabajadores y también tenemos derechos y obligaciones. Nuestra relación profesional con el poder no debe cegarnos ni llevarnos a creer que somos parte de él. Esa fantasía cínica ya hizo sucumbir a muchos/as, de un modo insignificante, absurdo.

Esta tarea ya nos costó la vida de muchos compañeros, colegas, en manos de la mafia y la narcopolítica. Sabemos que ese es el riesgo, aunque no hay derecho, pero no nos resignamos y exigimos justicia.

Siempre es bueno saber dónde estamos y que la gente es a la que nos debemos...

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