El presidente Horacio Cartes va cerrando filas en torno a la figura de Peña para ungirlo como el candidato del movimiento Honor Colorado (HC) para las internas.
Faltan cuatro departamentos para completar la ronda de reuniones. La intención del equipo político oficialista es anunciar la chapa a fin de mes.
Ni bien fracasó la enmienda para la reelección de Cartes, empezó a operar el plan B dentro del cartismo posicionando el nombre del ministro de Hacienda y su compañero de fórmula, el gobernador Luis Gneiting (Itapúa).
Desde el entorno presidencial de Cartes explican que decidieron jugarse por Peña por diferentes factores, pero principalmente por tres elementos: es joven, tiene trayectoria profesional y es el único que puede hacer frente al candidato opositor en las elecciones generales de abril, jugando con la idea del voto no vinculado directamente a los partidos políticos tradicionales.
Una vez definida esta idea, Cartes pidió a ambos –Peña y Gneiting– hacer un recorrido para empezar a tener contacto directo con las bases.
Paralelamente, el presidente arranca sus reuniones privadas con dirigentes de base. La estrategia es dar una señal desde afuera de que no se busca imponer el candidato y repetir el resultado de las elecciones municipales y de la Junta de Gobierno, donde perdieron intendencias claves.
Reacción dirigencial. De acuerdo al resultado que maneja el cartismo de las reuniones que tuvo Peña y el presidente con dirigentes de base, más de un 80 por ciento apoya la idea de impulsar esta dupla presidencial. “Hubo menos resistencia de la que esperábamos”, confesó un colaborador cercano de Cartes. Lo único que cuestionan es la falta de militancia.
Sin embargo, no todos aceptaron la figura de Peña. Reaccionaron presidentes de seccional de Caaguazú y en la última reunión de dirigentes de Capital, como el caso del convencional Alcides Ortega, quien advirtió que iban a perder las internas en diciembre.
EL FACTOR RIERA. La resistencia que generó Peña como virtual candidato presidencial de HC abrió posibilidades para posicionar el nombre de otro ministro que integra el Gabinete de Cartes: el de Educación, Enrique Riera.
Varios de sus dirigentes empezaron a operar para tratar de instalar su nombre y de esa manera buscar convencer al equipo político del presidente de la necesidad de candidatar a un político con perfil técnico.