El índice de homicidios por habitante convierte al Departamento de Amambay, y especialmente a Pedro Juan Caballero, en la zona más violenta del país, según estadísticas de organismos de seguridad. Los pedrojuaninos deben debatirse entre la sangrienta disputa de territorio entre distintas facciones del crimen organizado y una crisis que desde hace dos años asfixia al comercio fronterizo.
Organismos de investigación consideran que desde principios de año grupos criminales brasileños intentan instalarse en Pedro Juan y el homicidio de Jorge Rafaat fue la evidencia más contundente de esta lucha de poder de varios grupos, entre ellos el Primer Comando Capital (PCC).
“Como cualquier lugar donde existe una circulación de drogas, se dejan rastros. Acá el rastro es la violencia y vemos también algunas construcciones majestuosas. Perjudica porque mucha gente que no conoce Pedro Juan puede tener miedo de venir, pero aquel que ya vino y conoce, sabe que acá no corre ningún riesgo”, sostuvo Alejandro Benítez Araña, de la Cámara de Comercio de Pedro Juan Caballero.
Esta crisis, que tiene varias causas entre ellas la devaluación del real brasileño frente al dólar americano y la convulsionada situación política del vecino país, ya derivó en la pérdida de 1.500 puestos de trabajo en la capital del Amambay, acotó Benítez Araña.
“El Gobierno viene más a marcar presencia, a hacer política, pero un proyecto concreto nunca nos ha ofrecido. Habíamos pedido que se vea la posibilidad de comprar un inmueble y establecer parques industriales, teniendo en cuenta que a muchos brasileños les interesa venir a invertir. Necesitamos industrias”, sostuvo.
SEGURIDAD. Uno de los aspectos en donde más se nota el desinterés gubernamental por la frontera seca es en los escasos recursos que tiene la Policía en la zona, sostuvo el comerciante.
En ese sentido, el jefe de Orden y Seguridad de Amambay, Miguel Ayala, explicó que si bien la tasa de homicidios es mayor a otras zonas del país, otros tipos de delitos no son tan frecuentes en el departamento. Según las estadísticas de la Jefatura policial, en todo el 2016 hubo 48 homicidios y 33 hallazgos de cadáveres (de los cuales varios son también homicidios).
Con respecto al sicariato, tanto Ayala, como el gobernador Pedro González advirtieron que una importante cantidad de asesinatos en la zona no están relacionados con el narcotráfico, sino a cuestiones particulares como deudas o problemas familiares.
Advirtieron que el sicariato se convirtió en una forma de lidiar con problemas comunes y que adolescentes de las comunidades más alejadas son iniciados en el homicidio desde muy jóvenes.
Por otro lado, González indicó que en los 220 kilómetros de frontera seca en Amambay viven cerca de 300.000 habitantes, entre Brasil y Paraguay. “Tenemos 250 policías operativos por día en Amambay, varios se quedan en los puestos policiales, entonces creemos que caemos fácilmente a 120 policías en las calles que tienen que cuidar a 300.000 personas que entran y salen por la frontera. La cantidad es muy insuficiente”, aseguró.