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“Desde Asunción, Paraguay, el corazón de Sudamérica. Antes de este viaje, Paraguay era un signo de interrogación en mis memorias, hoy empieza a tener rostro, ritmo, color y sabor, dejándome sorprender por la tierra de las polcas y las guaranias, de la chipa y la caña, de la gente amable y atenta, descubriendo el país. Solo me queda decir, gracias a la vida que me ha dado tanto”, son las expresiones dirigidas a sus amigos en el Facebook por la joven Violeta García, peruana, al dar su impresión de su primera visita a tierra guaraní.
Violeta, residente en Lima (Perú), acordó con otra amiga, Lorena Ayala, argentina, de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, tomarse vacaciones y conocer por primera vez parte del Paraguay. Ambas jóvenes integran el numeroso grupo de viajeros por el mundo que escriben e intercambian sus experiencias, recomendaciones en la página web viajeros.com, a través de la cual recolectaron las primeras informaciones sobre Paraguay.
La ciudad de Asunción fue el punto de concentración de las dos viajeras. Cargando las mochilas al hombro, comenzaron un fin de semana a recorrer la capital. El clima estaba agradable, daba para caminar, que es lo que les gusta a estas dos jóvenes.
Ese sábado, a eso de las 19.00, el Panteón de los Héroes ya estaba cerrado, por más que había bastante movimiento en el sitio generado por un local gastronómico. Apreciaron un estilo de iluminación del Panteón. Luego continuaron una caminata nocturna para observar otros sitios públicos desde afuera, como la Casa de la Independencia.
La recorrida continuó el domingo. Querían aprovechar los rayos solares y ver el casco histórico de día. Llegaron a la plaza Uruguaya, luego pasaron al Ferrocarril y encontraron que el acceso estaba cerrado. Eran pasada las 11.00. El corredor estaba muy fresco, un momento propicio para sentarse y reposar porque el calor ya les estaba resultando pesado.
Luego de unos minutos ven que cuatro turistas brasileños se acercan hasta la estación del tren y se sorprenden de encontrar cerrado el local.
Las dos viajeras solo miraron desde afuera los vagones y la locomotora que están en el interior, y sacaron fotos del edificio con el fondo de los frondosos lapachos florecidos de la plaza Uruguaya.
Infructuoso recorrido. Tras el almuerzo y un descanso, la caminata siguió hacia la Catedral Metropolitana, que resultó que también estaba cerrada. Camino hacia la Casa de la Independencia, pasando por la plaza frente a la Comandancia de la Policía Nacional, fueron testigos de cómo asaltaban a una joven que estaba sentada. La Casa de la Independencia también estaba cerrada.
Entre semana, por la tarde, volvieron hacia la Catedral y al colindante Museo Monseñor Bogarín, y ambos estaban cerrados. Igual situación vivieron en el museo del Jardín Botánico.
En esos días de recorrida del casco histórico de Asunción, estas viajeras sí encontraron las puertas abiertas en El Cabildo y en la Manzana de la Rivera.
“Los museos de Asunción no nos quieren ver”, comentó Lorena en son de broma a su amiga peruana, ante la seguidilla de sitios cerrados que encontraron.