Lo primero para ser bueno en cualquier deporte es sentir pasión por él. De esta pasión surge la energía que se necesita para todo lo que viene luego. En los entrenamientos, en los partidos, nada tendrá sentido sin esa primera motivación que es elementalmente afectiva y que tiene muy poco de fundamento racional. En los momentos candentes, es solamente la pasión la que nos permite seguir adelante, la que saca fuerzas de flaqueza. Es más, sentir pasión por lo que hacemos funciona para cualquier aspecto de la vida.
Con estas palabras inició Peter Karlsson el campamento de entrenamiento que se está realizando en el estadio de la Federación Paraguaya de Tenis de Mesa. Es aleccionador ver trabajar al triple campeón del mundo, pues no solo se concentra en la técnica, que él domina a la perfección, sino también en lo mental, que en el caso de un deporte individual como el tenis de mesa tiene una importancia igual o mayor que el despliegue físico y la destreza técnica. Cuando en la conferencia de prensa el ministro de Deportes, Víctor Manuel Pecci, escuchó de vuelta tal idea de boca del campeón sueco, lo entendió perfectamente y aportó algunos consejos desde su propia experiencia como jugador top de otro deporte individual como el tenis: la concentración y la exigencia física son claves al momento de rendir al cien por cien en los partidos.
Karlsson ve mucho potencial en nuestro semillero de tenis de mesa. En realidad, potencial hay y siempre lo hubo en todos los deportistas amateurs. El problema es que varios talentos han quedado truncos por falta de apoyo e infraestructura. De ahí que el esfuerzo de la FPTM de traer a esta figura mundial es señal de que se quieren cambiar las cosas. Es triste saber que aquella pasión siempre estuvo en muchos, pero fue desaprovechada por nuestra pobreza como país y el egoísmo de nuestras autoridades.
La presencia de Karlsson dejará una marca indeleble en los casi cincuenta chicos provenientes de Asunción, Villarrica, Caacupé, Encarnación y Ciudad del Este. Para los padres dejó un mensaje bien particular: sin importar el resultado, la práctica deportiva permitirá a los hijos ser entrenables en otros aspectos de la experiencia vital, además de darles fortaleza mental y resiliencia.
Jugar un deporte a un nivel de excelencia puede luego abrir muchas puertas. Y esto vale más en un país como el nuestro donde los amateurs apenas llaman la atención. Si el deporte no es lo nuestro, al menos la pasión debe serlo. Ese es el mejor mensaje que nos deja el mesatenista Peter Karlsson.