Don Medina cuenta que durante mucho tiempo el animal rondaba el retiro donde él estaba. Sin embargo, él nunca le tuvo miedo, pues nunca presentó una actitud agresiva.
“Al principio eran dos, venían, andaban por acá, iban hasta el fondo. Cada cierto tiempo se paseaban por acá. Varias veces nos encontramos, me miró y yo a él y siguió su camino sin hacerme caso. Nunca me intentó hacer daño”, describe.
Durante un tiempo crió otros animales, que fueron hasta ahí por la crecida del río. Sin embargo, un día desaparecieron porque fueron a parar a las fauces del felino.
Hace como dos años el animal dejó de pasar por el sendero que frecuentaba y confiesa don Medina que lo extraña.