“No vamos a rendirnos”, dijo a los periodistas el embajador francés ante Naciones Unidas, François Delattre, a su llegada a una reunión del Consejo de Seguridad sobre Siria.
Delattre recordó que “la situación en Alepo está empeorando día a día” y destacó la cada vez mayor indignación internacional con lo que está ocurriendo allí.
“Francia y sus aliados van a mantener y aumentar la presión sobre el régimen y sus aliados”, aseguró el representante galo, que dejó claro que el objetivo último es transformar esa “presión política en acciones para detener la matanza en Alepo”.
Delattre recalcó que acabar con “el sitio de Alepo es más urgente que nunca”, pues se trata de una “tragedia humanitaria” y de “un regalo para los terroristas”.
“Alepo es una incubadora para el terrorismo”, aseguró, al tiempo que rechazó el argumento ruso de que precisamente la ofensiva va dirigida contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) y otros grupos.
“El régimen y Rusia no están combatiendo el terrorismo en Alepo, están alimentándolo”, dijo.
En una línea muy similar, su homólogo británico, Matthew Rycroft, consideró que “la única forma de salvar Alepo” es que Siria y Rusia detengan sus bombardeos, permitan el suministro de ayuda humanitaria y se retomen las negociaciones políticas.
Para ello, abogó también por aumentar la presión sobre Damasco y Moscú con acciones en Naciones Unidas y en otros foros, poniendo como ejemplo las nuevas sanciones a Damasco discutidas hoy por la Unión Europea (UE)
Ni Francia ni el Reino Unido quisieron pronunciarse de forma concreta sobre el anuncio ruso de una tregua de ocho horas para el 20 de octubre.
“Hay todo tipo de propuestas. Lo que importa es que paren de bombardear Alepo. Si están preparados para eso, cualquier cosa es posible”, señaló Rycroft.
Los quince miembros del Consejo de Seguridad analizan hoy a puerta cerrada la situación en Siria con el mediador de la ONU para el país, Staffan de Mistura, que interviene por videoconferencia.
