Hasta el próximo 3 de junio, ese monólogo de una hora y media que da vida a una mujer de carne y hueso, madre dignísima pero desesperada por la pérdida de su hijo, tiene por intérprete a una de las más reputadas actrices de Francia Dominique Blanc, de 60 años.
La actriz está en el origen del proyecto, pues su interés por el texto de Tóibín encontró eco inmediato en Warner y en Eric Ruf, administrador de la Comedia Francesa, histórica compañía de la que es miembro desde 2016, y quien propuso al Odeón producir en equipo la adaptación a la lengua de Molière.
La pieza llega a París procedente del Barbican de Londres, donde Warner la estrenó en 2013, dos años después de su estreno absoluto en Broadway, en 2011, en ambos casos protagonizada por la actriz británica Fiona Shaw.
En España, la ficción “tólbiniana” de María como madre profundamente dolorida, molesta con el mundo, consigo misma y con su hijo -primero pródigo, luego asesinado-, la estrenó en Madrid, en 2014, el Centro Dramático Nacional, con Blanca Portillo, dirigida por Agustí Villaronga.
“Es una obra infinitamente laica” sobre una “experiencia universal”, estimó hoy la directora británica en una entrevista con la emisora France Culture.
Citó, al respecto, las muchas historias que se oyen en estos momentos de jóvenes que dejan sus casas para vivir “aventuras más o menos dudosas por el mundo”, mientras sus madres ignoran lo que les ocurre. “Es lo que le pasó a María”, subrayó.
En su opinión, además, “algo del orden de la naturaleza profunda del teatro” está en juego en esta creación, porque cuenta una historia que contradice la que todo el mundo, cristiano o no, conoce en detalle.