Al momento de recibir la Confederación Sudamericana de Atletismo (Consudatle) el informe de que la nación designada no estaba en condiciones de propiciar la cita bianual, se hizo necesario designar un país reemplazante.
El doctor Miguel Carrizosa no desperdició la oportunidad de levantar la mano y pedir la sede. Era menester empero confirmar el apoyo del Estado para un emprendimiento de tamaña magnitud y costo. Encomendó esa misión a su tesorero Marcelo Toyotoshi, quien tramitó de inmediato el respaldo del Gobierno y al tener el consentimiento del presidente Horacio Cartes transmitió la noticia al nuevo conductor del deporte madre de nuestro país quien oficializó la propuesta paraguaya.
Así comenzó una carrera contra reloj, para en tiempo récord montar algo que en 98 años de vida de este deporte en Sudamérica jamás había llegado al Paraguay. Incluso las participaciones de la representación guaraní en los torneos de este tipo, comenzaron recién en 1952.
Había que montar una logística muy distante de la infraestructura federativa. Fue ahí donde las máximas autoridades de la FPA, con Miguel Carrizosa a la cabeza, no solo respaldaron personalmente el evento, sino también con sus propias empresas particulares, derivando a diversas funciones ejecutivas a muchos de sus empleados. Se logró además sobre la hora el apoyo de sponsors privados y en feliz conjunción de instituciones públicas y privadas se pudo llegar a la deseada meta.
Se dio así una muestra palpable de que el Paraguay puede y sabe hacer, incluso espectáculos como el que vivimos inéditos y pioneros, ganando el reconocimiento de propios y extraños. Todo un gran ejemplo, que ojalá se extienda a otras áreas y actividades cotidianas de nuestra nación.