Son algunos de la tanda de profesionales paraguayos que se destacan en diferentes universidades del Reino Unido y que están preparando sus maletas para regresar a Paraguay, en setiembre entrante.
A instancia del embajador Solano López, en Londres, ÚH pudo entrevistar a las dos mencionadas al inicio: Francisca Peroni, abogada, y Leticia Sarubbi Roa, odontóloga. La primera es beneficiara del programa Chevening (otorgado por el Gobierno británico) y la segunda, de Becal (Becas de Posgrado en el Exterior Don Carlos Antonio López) que concede el Gobierno paraguayo.
“La idea es poder incursionar en iniciativas laborales en las que el bien común sea la prioridad y no hacer la maestría para poder ganar más plata, por ser la única en tener esta especialidad”, dice Francisca, de 29 años, que siguió un posgrado en Regulación de Leyes en la Queen Mary University, en la capital inglesa.
Siendo abogada, a la hora de elegir un tema de tesis pensó en una materia que sea útil para hacer un aporte a la sociedad.
“Mi tesis plantea poner un tope (a los intereses de las tarjetas) en las que se establezcan reglas con conocimientos técnicos. (...) El objetivo es evitar la informalidad en la provisión de préstamos. Uno no deja de sacar crédito, lo que hay que hacer es formalizar”, analiza sin dejar de cuestionar la ley que pone un tope al interés de las tarjetas de crédito.
Fuga. Francisca comenta que muchos de los becarios se especializan en áreas casi inexploradas en el país y que precisan desarrollarse. De lo contrario se van a ir al extranjero para trabajar o no podrán aplicar sus conocimientos.
“La mayoría de los becados que conozco tiene especialidades muy específicas y, en Paraguay, van a necesitar algún tipo de ayuda o de reinserción. O se van a terminar yendo al extranjero o harán un trabajo menos especializado del que pueden”, afirma.
Para Leticia Sarubbi, debería existir un sistema de recepción para los becados.
Esto permitirá contar con un apoyo al momento de aplicar los conocimientos en el campo profesional.
“Buscando trabajo, muchos terminan haciendo cualquier cosa diferente a lo que se especializó”, dice al coincidir que de modo subyacente a esta situación se afianza aún más la fuga de cerebros hacia países que cuentan con mayores oportunidades laborales para lo cual se especializan.
Vocación. Leticia culminó su tesis de magíster en la University College London (UCL). Lo más cómodo para ella hubiese sido trabajar en un consultorio propio. Pero tiene una hermana con parálisis cerebral y siendo odontóloga no podía atenderla, según cuenta. Eso le movió a buscar la forma de especializarse en esa materia.
“El máster me preparó para trabajar con hospitales públicos como el Acosta Ñu, donde se ven pacientes oncológicos, parálisis cerebral o gente que tiene que recibir un trasplante de órgano”, enumera y menciona que las inmunocomprometidas no pueden someterse a complejas operaciones o tomar medicamentos teniendo infecciones en la boca.
Su objetivo es claro y tiene un plan que proponerle al Gobierno. “La idea es trabajar con el Ministerio de Salud en la elaboración de una guía clínica, con base científica, para atender a pacientes especiales”, explica Leticia.
Oportunidades laborales –dice– en ese campo específico de la salud bucodental no le faltarán en Londres. Pero siente la necesidad de que en los hospitales públicos del país exista una dependencia con la capacidad de dar cobertura a personas especiales.
Su programa de formación tiene un costo cercano a las 40.000 libras esterlinas (G. 332.000.000). Parte del gasto cubrió la Becal.
Al igual que Francisca, anima a los jóvenes a postularse en programas de becas, pues lo cupos destinados a Paraguay cada año van en aumento.