“Siempre es mejor un referéndum válido que uno inválido, pero las consecuencias legales se aplicarán”, aseguró Orbán tras votar en Budapest.
Está previsto que el “no” a las cuotas de refugiados gane con amplitud, pero según las leyes húngaras el plebiscito requiere del voto válido de más del 50 por ciento del censo para que sea legal.
Varias encuestas han apuntado que el referendo no podría superar el umbral del 50 por ciento del electorado.
Pese a ello, el jefe del Gobierno se comprometió, en caso de ganar el “no”, a crear el marco político para que sea el Parlamento húngaro el que decida con quienes quieren convivir los húngaros.
“Lo haremos si (el referéndum) es válido, pero también si no lo es. Esto depende solo de una cosa: de que haya más ‘noes’, que ‘síes’”, aseguró.
Unos 8,3 millones de ciudadanos están convocados para responder “sí” o “no” a la pregunta "¿Quiere que la UE disponga, sin el consentimiento del Parlamento (de Hungría) sobre el asentamiento obligatorio de ciudadanos no húngaros en Hungría?”.
Si el “no” gana el Gobierno se considerará liberado de aplicar el sistema de reparto de refugiados pactado por la Unión Europea (UE), mientras que la Comisión Europea no ve que el resultado pueda cambiar los compromisos legales adoptados por Hungría.
La oposición de izquierda y las ONG han llamado a boicotear la consulta o a votar de forma nula para evitar que el referendo alcance el quórum necesario.
Según datos de la Oficina Nacional Electoral, hasta las 09.00 (7.00 GMT) el 7,25 por ciento de los electores acudió a las urnas.
El referendo ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos internacionales y nacionales por criminalizar a inmigrantes y refugiados al vincularlos con el incremento de la criminalidad y el terrorismo.