24 abr. 2024

Once años de sobriedad gracias a Alcohólicos Anónimos

Al cumplirse 39 años de vigencia de Alcohólicos Anónimos en Paraguay, ULTIMAHORA.COM comparte la experiencia de Juan, un hombre que sufrió el alcoholismo pero hoy está recuperado y vive feliz por no haber perdido a su familia, que un día le dejó una esquela pegada por la heladera que decía: “nos fuimos porque acá no hay nada para comer”, mientras él reconoce que gastaba el dinero de sus hijos en alcohol.

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Juan, un hombre que acude a AA y nos cuenta su experiencia de vida. | Foto: Miguel Houdin

Sentados en un banco, en medio del jardín de la Iglesia Cristo Rey, Juan recuerda los momentos difíciles que vivió durante muchos años. Comenta que empezó a “toquetear” el alcohol cuando solo tenía 9 años, poco después de quedar huérfano de madre.

“Sentía que gozaba bebiendo, decía que ya era grande, creía hasta que me ayudaba en algunas cosas, pero llegó un momento en que pasé una barrera invisible y toqué fondo”, recuerda con un profundo suspiro.

Él reconoce que el alcohol lo estaba venciendo, recuerda que estaba solo, que ya nadie le invitaba, siquiera a fiestas; ya había perdido su empleo y casi perdió a su esposa y sus tres hijos.

Toqué fondo (textual)

“Toqué fondo una noche de borrachera, casi cometí un homicidio”, hace una pausa y continúa su relato.

“Al día siguiente mi señora me despierta y me dice que tenía que buscar ayuda, también me pide que salga de la casa porque le estaba peligrando a mi familia. Me puso en la puerta mis maletas, pero yo no sabía a dónde ir porque había perdido todo tipo de relacionamiento con mis familiares y me quedé en un corredor, en el fondo de mi casa”.

“Ahí se acercó uno de mis hijos (12 años) y me dijo ‘papá yo te quiero mucho y no te quiero ver así, anda a buscar ayuda’, y le pregunté dónde. En ese momento, recordé que mi señora siempre dejaba a la vista folletos de Alcohólicos Anónimos y por mi orgullo ni siquiera los leía, los arrugaba y directo los tiraba a la basura”.

“Mi hijo me dijo ‘hacé esto por mí y después hacé de tu vida lo que quieras’. La verdad, que primero pensé en acudir a Alcohólicos Anónimos por darle el gusto a mi hijo y un 11 de setiembre de 2003 llegué hasta allí y desde ese momento y hasta ahora estoy sin levantar una copa”, sigue relatando.

“Hoy nuevamente le tengo a mi familia conmigo, recuperé mi trabajo. Y lo más importante, mis hijos no tienen vergüenza de mí, porque antes se escondían de mí, entraban debajo de la cama cuando yo llegaba borracho a mi casa y ahora en cualquier lugar me abrazan y me dicen que me aman”, cuenta.

Infierno total

Con la voz casi entrecortada, Juan recordó su peor experiencia. “La peor experiencia fue llegar a mi casa y ver por la heladera un cartelito que decía nos fuimos porque acá no hay nada para comer, mientras yo estaba despilfarrando el dinero de mis hijos, de mi familia, en alcohol. Eso fue el infierno total”.

También recordó su última borrachera, que le hizo hacer cosas que él no quería, según señaló.

La sugerencia de Juan

Juan prefiere no aconsejar a nadie, pero sí sugirió a las personas que cayeron en este vicio, se acerquen a Alcohólicos Anónimos aunque el problema parezca leve.

Agregó que se puede evitar mucho sufrimiento con el tratamiento, “porque el alcohólico sufre y conoce el infierno ahí afuera, es un sin vivir todos los días”, reflexionó.

Alcohólicos Anónimos

Es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver el problema del alcoholismo.

Para ser miembro no se pagan honorarios ni cuotas, se mantienen con sus propias contribuciones.

AA no está afiliado a ninguna secta, religión ni partido político, organización o institución alguna.

Su principal objetivo es “Llevar el mensaje al alcohólico que está sufriendo todavía. El único requisito es querer dejar de beber”.

Juan comentó que son más los hombres adultos los que acuden a AA, ya que es más difícil que un joven reconozca su condición de alcohólico.

También ofrecen grupos de apoyo para las familias, al igual que para los amigos, porque ellos también sufren con el enfermo. “La familia también necesita recuperarse”, sostiene Juan.

Alcohólicos Anónimos llegó a Paraguay en 1976 de la mano de la hermana Regina Sian, y funciona en diferentes iglesias y otros sitios particulares. Hasta el momento, existen más de 60 grupos en todo el país.

Uno de los grupos se reúne en la Iglesia Medalla Milagrosa de Fernando de la Mora, los días lunes, miércoles y viernes, de 19.00 a 21.00, donde las personas interesadas pueden acercarse.

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