El amor de Cristo se expresa particularmente en el encuentro con el sufrimiento, en todo aquello en que se manifiesta la fragilidad humana, tanto física como moral. De esta manera revela la actitud continua de Dios Padre hacia nosotros, que es amor y rico en misericordia.
El papa Francisco al respecto del Evangelio de hoy dijo: “Juan era tu precursor. Su misión marcó su vida desde antes de nacer. Además, murió proclamando la verdad, preparando el camino para que llegara tu Reino, Jesús.
¡Qué contraste tan grande hacen Herodes y Juan! Uno, decidido y sin ningún miedo; el otro, víctima de la imagen, temeroso de perder la reputación, incapaz de abandonar el pecado.
«Hay otra persecución de la que no se habla tanto. La primera forma de persecución se debe al confesar el nombre de Cristo y por lo tanto es una persecución explícita, clara. Pero la otra persecución se presenta disfrazada como cultura, disfrazada de cultura, disfrazada de modernidad, disfrazada de progreso: es una persecución –yo diría un poco irónicamente– educada.
Se reconoce cuando el hombre es perseguido no por confesar el nombre de Cristo, sino por querer tener y manifestar los valores del hijo de Dios. Por lo tanto, es una persecución contra Dios Creador en la persona de sus hijos. Y así vemos todos los días que las potencias hacen leyes que obligan a ir por este camino y una nación que no sigue estas leyes modernas, cultas o al menos que no quiera tenerlas en su legislación, es acusada, es perseguida educadamente.
Es la persecución que le quita al hombre la libertad, ¡también la de la objeción de conciencia! Dios nos ha hecho libres, pero ¡esta persecución te quita la libertad! Y si tu no lo haces, serás castigado: perderás el trabajo y muchas cosas o serás dejado de lado”.
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y http://es.catholic.net/op/articulos/5483/cat/330/la-muerte-de-juan-bautista.html)