En 25 años han pasado muchas cosas, entre ellas la marcha de Miguel Arjona, letrista de este dúo que nació en 1991, “cuando en España no había cultura electrónica”, y que ha sobrevivido hasta hoy, “con muchos altibajos”, pero “fiel a sus principales referencias: Umberto Tozzi y Depeche Mode”.
Sánchez sigue al pie del cañón “con la misma ilusión del primer día” y cree que “los próximos años van a ser buenos” para la banda porque “ahora mismo hay un revival que puede ser filón”.
En Latinoamérica “hay muchos fan de la electrónica que nos consideran banda de culto -añadió Sánchez-, pero podemos darnos a conocer más y mejor, porque nunca nos hemos pasado por allí dos o tres meses, que es lo que hace falta”.
Sánchez quiere conquistar a los latinoamericanos porque “son un público apasionado y fiel”, que “no ha vivido las giras de los discos más famosos de OBK” y, aún así, reconocen a la banda como referente del pop electrónico.
“Para mí, Latinoamérica es como Alemania para los jóvenes, una oportunidad para dedicarme a lo que amo, la música”, agregó.
Con este objetivo, ha sacado a la luz “OBK. Live in México”, un álbum grabado en directo en la capital mexicana, que contiene un DVD con 23 temas y un CD con una selección de 16 canciones.
Jordi Sánchez está especialmente orgulloso del vídeo porque “hay mucha gente que no nos conoce en directo y se van a sorprender”.
“OBK es diferente. Para ser una banda electrónica, yo tengo una actitud muy roquera, todo lo contrario de esa actitud estática que suelen tener grupos como Kraftwerk”, defiende.
Sorprendentemente, este disco es el primero en directo de la larga carrera de OBK, por lo que Sánchez espera “repercusión en los medios” para que la gente vuelva a saber de ellos y vaya a los conciertos, señaló.
“El público siempre nos ha respondido bien -señala-, pero si los medios dejan de hablar de ti, la gente se va olvidando, es normal”.
Respecto al futuro, se dice “muy ilusionado” y con muchas ganas de dar a conocer este nuevo disco, el primer en directo de la larga carrera de OBK.
Por Rosa Díaz