“Lo que estábamos pensando es cómo seguir un proyecto de diálogo, previendo que esa mesa pueda fracasar”, admitió.
Lo que ve inviable es sentarse alrededor de una “mesa vacía” o con interlocutores que no tienen nada que decir. “Vamos a tener que inventar otra estrategia. Nosotros estamos comprometidos con un proyecto de diálogo y eso supone probablemente mucho más esfuerzo y medios que simplemente convocar una reunión ahí. Ahora participamos respondiendo a la invitación del presidente de la República”, precisó.
El obispo aclaró que sus pares no ven que el único tema sea la enmienda. “El tema es el país, son los problemas que tenemos”, resaltó. Aunque admitió que aún no iniciaron la tarea para diseñar un proyecto de diálogo, sí tienen claro que si van a liderar uno, tendrá que ser más amplio y con más interlocutores.
“Tendríamos que sacar de nuestra propia autoridad moral la fuerza de convocar y hacerle ver a los convocados que es posible llegar a un resultado”, reflexionó.
Jubinville recordó que la postura de la Iglesia sobre la enmienda ha sido pedir que renuncien al proyecto. “Y parece que no se está escuchando ese llamado”, dijo.