CIUDAD DEL VATICANO
Un obispo canadiense, Paul-André Durocher, propuso en el sínodo de la familia en el Vaticano que las mujeres puedan ser diáconos, un cargo reservado a los hombres en la Iglesia Católica, provocando aplausos en la sala.
El lugar de la mujer en la Iglesia y los malos tratos que reciben en algunas familias fueron temas recurrentes en los primeros días de trabajo del sínodo, que reúne a casi 300 obispos del mundo entero.
Monseñor Durocher, presidente de la conferencia episcopal de Canadá, hizo el martes varias propuestas para apoyar a las mujeres, entre ellas “el establecimiento de un proceso que podría permitirles convertirse en diáconos”, según se podía leer ayer en su página web. En la Iglesia, los diáconos pueden pronunciar el sermón durante la misa y oficiar bautizos, bodas y funerales. En cambio, los curas son los únicos que pueden celebrar la eucaristía o confesar a los fieles.
para hombres casados. El diaconato se consideró durante mucho tiempo como una etapa hacia el sacerdocio, pero el concilio Vaticano II restableció el diaconato permanente, accesible a hombres casados, que asisten a los curas o los sustituyen en algunas ceremonias.
Según un observador presente en la sala donde se reúne el sínodo a puerta cerrada, muchos obispos aplaudieron la intervención del obispo canadiense.
El papa Francisco ha expresado varias veces su voluntad de remediar la flagrante desigualdad entre hombres y mujeres en el seno de la Iglesia, aunque ha tomado pocas medidas concretas al respecto. El Pontífice volvió a descartar hace poco que las mujeres puedan ser curas, explicando que sus predecesores, en particular Juan Pablo II, ya habían examinado atentamente esa propuesta antes de rechazarla.
Francisco desea, sin embargo, aumentar la influencia teológica de las mujeres. Religiosas o laicas, estas son ampliamente mayoritarias entre las personas comprometidas en el seno de la Iglesia.