Obama “felicitó a los dos líderes por un primer mes productivo para el nuevo Gobierno” y ambos líderes discutieron “el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad afganas para mejorar la situación de seguridad” en el país, y el apoyo estadounidense y regional para “un proceso de paz dirigido por los afganos”.
Según indicó la Casa Blanca en un comunicado, durante la conversación los mandatarios también abordaron la reforma presupuestaria afgana a corto plazo y la sostenibilidad fiscal.
Asimismo, el presidente estadounidense reiteró su oferta a los dos líderes afganos de visitar Washington a principios del año que viene.
Gani juró como presidente de Afganistán el mes pasado, el primer relevo democrático en la historia reciente del país asiático, tras un convulso proceso electoral de seis meses de duración.
Afganistán se enfrenta ahora al recrudecimiento de la insurgencia talibán y a una difícil situación financiera, a pocos meses de la retirada de las tropas de la OTAN.
Abdulá, también candidato a la Presidencia, asumió su puesto como nuevo jefe del Ejecutivo, una figura por debajo de la autoridad de Gani, quien se impuso en los comicios con el 55 por ciento de los votos.
Una de las primeras medidas de Gani fue la firma de un acuerdo de seguridad con Estados Unidos tras la salida de la misión de la OTAN, la ISAF, a finales de este mismo año.
Estados Unidos anunció que 9.800 militares permanecerán en territorio afgano hasta finales de 2016, mientras que en la actualidad 48 países participan en la misión de la ISAF con 41.124 soldados, de los cuales unos 28.970 son de EE.UU., según los últimos datos de la OTAN.
El conflicto afgano se halla en uno de sus momentos más sangrientos desde la invasión de Estados Unidos, que propició la caída del régimen talibán en 2001.