El centro presidencial, situado en el extenso parque Jackson en el sur de la ciudad predilecta de los Obama, ocupará más de 1,8 hectáreas (200.000 pies cuadrados) y estará formado por tres edificios: un museo, un foro y una biblioteca.
El museo, un alto edificio con un moderno diseño en piedra clara, será el componente más destacado del proyecto gestionado por la Fundación Obama, del que se espera que cueste al menos 500 millones de dólares y que esté completado para 2021.
“Cuando Michelle y yo comenzamos a hablar sobre el centro presidencial, teníamos claro que queríamos crear algo para el futuro”, dijo hoy Obama durante el acto de presentación del proyecto en Chicago.
El expresidente opinó que a menudo se conciben las bibliotecas presidenciales, unos centros dedicados a difundir el legado de cada uno de los mandatarios estadounidenses, como “un monumento al pasado”, y también al “ego” de cada dirigente.
Obama aseguró que está “interesado en tener exposiciones que puedan enseñar a los jóvenes sobre, no solo mi presidencia, sino toda la gente que llevó hasta mi presidencia, el proceso de lucha y superación” que permitió su histórica elección en 2008.
“Por eso, habrá un museo dentro de la biblioteca, porque, asumámoslo, todos ustedes quieren ver los vestidos de Michelle”, bromeó Obama, y añadió que también habrá “pósters de campaña y artefactos de la Casa Blanca y la presidencia”.
“Todo eso es interesante, pero lo que más nos ilusiona es crear una institución que pueda formar a la próxima generación de líderes. Las Michelle Robinsons (apellido de soltera de la exprimera dama) de hoy y los Barack Obamas de hoy”, continuó.
“Queremos que ésta sea la institución líder a la hora de formar a jóvenes para que logren cambios en sus comunidades, en sus países y en el mundo”, agregó.
Obama adelantó el mes pasado que la prioridad en su vida después de la presidencia será identificar a jóvenes con talento y pasión por el trabajo comunitario y darles las herramientas que necesiten para tener éxito en ello.
Su vuelta a la vida pública tras abandonar el poder en enero le ha generado, sin embargo, algunas críticas, en particular al conocerse que cobrará 400.000 dólares por dar una charla en Wall Street en septiembre para la empresa de comercio e inversión Cantor Fitzgerald.
Esta cifra, que dobla lo que cobran por sus discursos los expresidentes George W. Bush y Bill Clinton, equivale al sueldo anual que Obama cobraba como presidente y le ha merecido críticas de dos destacados progresistas de EEUU, los senadores Elizabeth Warren y Bernie Sanders.
