Obama se reunió a puerta cerrada con el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, en un hotel de Nueva York, donde ambos participarán a partir de este martes en la Asamblea General anual de la ONU.
La liberación de Mosul, en manos de los yihadistas desde junio de 2014, “va a ser un reto”, admitió Obama ante los periodistas al término del encuentro con Al-Abadi.
“Estamos seguros de que vamos a estar en condiciones de avanzar con bastante rapidez” pero “será una pelea dura” y “vamos a estar pidiendo al Congreso y a otros países que intensifiquen sus esfuerzos”, comentó a continuación.
El presidente detalló que su confianza se basa, entre otras cosas, en la “cooperación” entre la coalición internacional contra el EI, las fuerzas iraquíes y los peshmergas kurdos.
Además, Obama explicó que dialogó con Al-Abadi de que es importante no solo recuperar Mosul, sino estar “preparados” para proporcionar ayuda humanitaria y “reconstruir” la ciudad de manera que se garantice que no vuelva a ser feudo del EI ni de “la ideología extremista nacida de la desesperación”.
Por su parte, Al-Abadi afirmó que espera que en los próximos dos meses las fuerzas iraquíes puedan sacar al EI de Mosul junto con su “muy peligrosa ideología”.
El pasado fin de semana, el primer ministro señaló que su Gobierno está comprometido con la liberación de Mosul, para la que hay un “calendario definido”, según dijo, aunque no detalló la fecha de inicio de la ofensiva.
Además, Al-Abadi pasó revista a las fuerzas militares y de seguridad desplegadas en la ciudad septentrional de Al-Qayara en el marco de los preparativos de la ofensiva para liberar Mosul.
El Gobierno de Obama tampoco ha adelantado por ahora cuándo se producirán dos batallas clave en la lucha contra el EI, la de Mosul y la que busca recuperar Al Raqa (Siria).
