La tierra ya nos está faltando para el campesinado. Pero todavía existen las derecheras de las que se han aprovechado los sojeros y ganaderos, además de los ocho millones de hectáreas de tierras malhabidas, la mayoría de ellas de tiempos de la dictadura, según el informe final de la Comisión Verdad y Justicia.
Como ciudadanos de una Nación que se presupone que vive en estado de derecho y como cristianos (el que escribe lo es), uno de los pilares de nuestra riqueza (aparte de la electricidad, el agua, el clima y la valía de nuestro pueblo) es la tierra, indispensable para la vida del campesino.
La masacre de Curuguaty en Marina Cué fue la negación de todos estos derechos.
El allanamiento por cerca de mil quinientos policías de las tierra de Laterza Cué (Caaguazú) en poder de los campesinos, está siendo la negación de todos estos derechos.
Las amenazas de nuevo desalojo para el asentamiento Primero de Marzo (Curuguaty), que ya ha sufrido tres allanamientos y dos ataques armados de matones de la empresa que dice tener las tierras, pueden ser la negación de estos derechos.
El impedimento por orden superior de la mensura de las tierras de Barbero Cué, donadas por el Gobierno de Italia para los campesinos concretos que las ocupan, es también la negación de estos derechos.
Todo lo anterior crea en los ciudadanos la repulsa a que este Gobierno en sus tres poderes repita ser reelegido.
Y volviendo a la masacre de Curuguaty: Estamos en un juicio que es político con el que se mete miedo para que en adelante ningún campesino entre en las tierras del Estado en manos ilegales de sojeros.