–Las condiciones externas ya no serán las mismas, ¿cómo serán orientadas las políticas macroeconómicas para continuar creciendo con un panorama totalmente diferente?
–La economía ahora es como una equis, en la cual los países emergentes que tenían muy buenas perspectivas al comienzo, ahora fueron para abajo; y las avanzadas, que tenían malas perspectivas, ahora están para arriba. Dentro de ese marco, tenemos que tener dos lecciones: una es que no todo el mundo tiene la misma capacidad de reacción. Algunos que hicieron bien las cosas tienen más margen y otros que no lo hicieron tienen mucho menos margen, y van a tener que ajustar en un momento en el cual las condiciones son peores. La segunda cuestión es utilizar inteligentemente las políticas, conocer nuestros límites.Hay un riesgo de extrañar el pasado, de esperar que la economía vaya a seguir teniendo el mismo desempeño que se tuvo durante los años dorados, desde el 2003 al 2011, donde crecíamos 4,8%. Vamos a tener un menor crecimiento, hay que reconocer eso y ver qué políticas podemos implementar en esta coyuntura, que todos los países van a tener, no solo el Paraguay.Todas las revisiones fueron a la baja, no es una cuestión de que el BCP proyectó mal, fue generalizado, dentro de todo nos pusieron 3% y el segundo de mayor crecimiento.
–¿Se puede hablar de una reducción del crecimiento potencial?
–Seamos inteligentes y veamos dónde estamos. 3%, 3,5% es el potencial probablemente de la economía paraguaya en este nuevo ciclo. Yo creo que cuando Brasil se recupere, ese 3,5% o un poco más que vamos a crecer se va a convertir fácilmente en 4% o 5%. No se puede pretender crecer a lo que se crecía con todo el mal ambiente. Estamos en lo más bajo del ciclo probablemente ahora y a pesar de eso crecemos 3%.
–A diferencia de países de la región, Paraguay no tiene alta inflación, ¿qué tanto margen deja esto para adaptar la economía a la nueva realidad?
–Esto nos dio margen, y por eso bajamos los 100 puntos básicos en la tasa de política monetaria, no estamos en un extremo para bajar a cero, hay que usar de forma inteligente esta política, el estímulo monetario. A corto plazo algo podemos hacer, pero el hecho de seguir insistiendo en infraestructura y flexibilidad de tipo de cambio son dos políticas que se implementaron. Es una oportunidad de empezar a pensar que ya no podemos depender del crecimiento de las materias primas. Tenemos que volver a lo básico, empezar a pensar qué hizo crecer a los países en el largo plazo y eso fue la productividad. Hay otras cosas también, como educación. No se puede en 5 años resolver problemas de 50 años. Mejorar instituciones, el ambiente de negocios, mejorar la transparencia, hay que seguir trabajando en eso y seguir diversificando, estamos exportando cosas que tienen más valor agregado.
–Existen como dos países en Paraguay, uno que se destaca por su macroeconomía y otro, al observar la infraestructura, los servicios públicos básicos, pareciera ser de bajos ingresos, ¿cuánto falta para que el paraguayo se sienta como un habitante de una economía “emergente”?
–Tenemos 10 años de implementación de política macroeconómicamente estable. Si nuestro barco salió 30 años después, ¡cómo pretendemos ubicarnos cerca! Tenemos que ser conscientes de que hicimos mucho, pero todavía no hicimos lo suficiente. Hay algunos resultados. No quiere decir que cuando la gente sale de la pobreza va a ser rica, y porque ganás dos dólares ya no sos pobre, pero es absolutamente insuficiente. Salimos tarde y no nos tiene que ganar la impaciencia, los resultados ya vinieron no en la medida que esperamos. Pero no queremos políticas macroeconómicas que son exitosas por dos o tres años, pero que no son sostenibles.
–¿Se tienen que acostumbrar las personas a un dólar caro? ¿Hasta qué punto el Banco Central tendrá participación en el mercado?
–Queda claro que no es la época del dólar a 4.300, pero no es culpa de Paraguay y de su política. Vamos a darnos cuenta de que el dólar estaba barato en el mundo, y ahora se está volviendo más caro en el mundo, es un fenómeno global y los fenómenos globales ni el Banco Central ni el Ministerio de Hacienda tienen posibilidad de parar o modificar.
–¿Cuáles son las principales conclusiones o ideas que llevan de las Reuniones Anuales y qué serán aplicadas o tenidas en cuenta para la economía local?
–Es una ocasión que te permite mucho intercambio de visión, yo quito mucho de las discusiones que tenemos con colegas. Tuvimos una reunión con Christine Lagarde, donde cada uno da la visión de cómo ve la economía, y todos coinciden en que no están tan bien como en los años dorados, y también analizamos qué hay o no que hacer.
–¿Cuál es el balance de las reuniones que mantuvieron fuera del evento?
–Tuvimos muchas reuniones. Una de ellas fue con inversionistas peruanos, donde hubo casi 60 personas. El ministro de Hacienda (Santiago Peña) les dijo que Paraguay es el Perú de hace diez años, y ese mismo día mucha gente confirmó que se está yendo a Paraguay, hay cada vez más interesados. Hay muchos que ya estaban en Bolivia y ahora van también a Paraguay, nos toca reunirnos con muchos inversionistas y medios internacionales. Llevamos la ratificación del buen momento que tiene Paraguay. Ya escucharon de Paraguay y quieren saber más.
–Existen rumores de que renunciaría a la presidencia del Banco Central…
–El compromiso es seguir mientras tenga el apoyo de mi familia y mientras yo crea que pueda ser útil para el país.