De acuerdo a las publicaciones de Última Hora, los beneficiados perciben sobresueldos de entre G. 5.800.000 y G. 2.800.000 mensuales. Entre los funcionarios se encuentra, por citar a uno de ellos, un ex yerno del titular de la Dirección Nacional de Correos.
Hay otros casos llamativos, como el de un auxiliar técnico que, en forma meteórica, pasó de ser un simple auxiliar técnico administrativo hasta llegar este año a director de Tecnología, categoría Técnico II.
Con los tributos del pueblo paraguayo se paga a un grupo de privilegiados. Casi todos los que reciben la bonificación extra, además de percibir el sueldo mensual, también son integrantes de seccionales coloradas. El pago a los privilegiados desangra este año los recursos a la entidad hasta la suma de G. 587.000.000 por “sobresueldos” que no estaban contemplados en el presupuesto original.
Otro aspecto que llama la atención es que la Dirección de Correos funciona en un local alquilado, sobre las calles 25 de Mayo y Yegros, en un ambiente de gran precariedad. Mientras tanto, la sede propia, el antiguo edificio sobre Alberdi y Benjamín Constant, se cae a pedazos.
El Estado paraguayo se sigue pareciendo a un enorme elefante que consume todos los recursos provenientes de los impuestos. Pese a que la relación ingresos tributarios versus gastos salariales, de enero a abril de 2016, se redujo a G. 76 por cada G. 100 recaudados, y que esta es la menor cifra destinada a salarios en igual periodo de tiempo de los últimos cinco años, según datos del Ministerio de Hacienda, los datos siguen siendo preocupantes, en un país con altas cifras de pobreza.
Sin embargo, no debe llevar al engaño la reducción del gasto en salarios a empleados públicos. Esta es aparente, pues, siempre de acuerdo a la información proveída por el mismo Ministerio de Hacienda, la reducción a G. 76 de cada 100 se debe nada más al hecho de que no se están llenando cargos vacantes.
Si confrontamos las cifras de Hacienda con las dolorosas realidades sociales que conviven en el país, podríamos llegar a la conclusión –no precisamente inédita– de que la atención a los problemas sociales podría recibir más recursos si la cantidad de empleados públicos fuera la estrictamente necesaria.
Al cierre del primer cuatrimestre del año, la Administración Central destinó al pago de salarios para el personal público la suma de G. 4.2 billones, que equivalen a 754 millones de dólares.
En medio de ese Estado gigantesco, los datos publicados sobre la Dirección Nacional de Correos parecen perderse. No obstante, siguen representando gastos que desangran el Presupuesto de este país tan desigual y con tantas carencias. Es por eso, y porque el servicio ofrecido no es de excelencia, que los sobresueldos en Correos no se justifican.