29 mar. 2024

No queremos más de lo mismo

Se estaba acabando la Semana Santa y en la mayoría consciente de nuestro pueblo, iba creciendo un rumor, que de clamor pasaba a grito desesperado en el corazón de hombres y mujeres, grandes y pequeños: “¡Que se vayan todos!”.

“¡Qué se vayan todos!” significaba que no queríamos de los actuales políticos a aquellos con un historial de corrupción.

Suena a locura este planteamiento, pero pensábamos que era mejor que se realizara pacíficamente este irse y no con la violencia de la bomba social y política de tiempo, anunciada por los entendidos.

Siguió pasando el tiempo y parece que no comprendieron la hartura del pueblo que tuvo un símbolo visible: la quema del Senado. Aquel episodio no era sino la cumbre del icebert de un pueblo para el que el actual modo de vivir la política desde el poder es ya algo anacrónico. “Con diversas personas desde 1946, con una dictadura de 35 años y 25 años de transición y cada día estamos peor”.

Inclusive, quisieron prolongar este modelo corrompido con el tema de la enmienda constitucional. El pueblo reaccionó y, a costa de una represión brutal y la muerte de Rodrigo en la sede del PLRA, lo consiguió.

Y ahora, los politiqueros, con una insistencia grande, y como si nada hubiera ocurrido están discutiendo sobre sus candidatos, al margen del pueblo que ya ha abierto los ojos y no admite tampoco “más de lo mismo”.

Paralelamente, las otras fuerzas políticas con sus divisiones, confusión, ataques y falta de planes, siguen una línea muy semejante. Tampoco caen en la cuenta de que necesitamos y exigimos un cambio a fondo en la esfera del poder.

Todo esto presenta un vacío real de poder, no aceptado tal como está por el pueblo, aunque los que ahora lo usufructúan (cada vez más desgastados) presenten todavía una organización fuerte y numerosa.