28 mar. 2024

No pueden frenar a la tecnología

Por Miguel Benítez  – @maikbenz

Por Miguel Benítez – @maikbenz

Lo que sucedió semanas atrás con la masificación de las llamadas de voz sobre protocolo de internet (VoIP) del servicio de mensajería instantánea WhatsApp es solamente una muestra de cómo una mínima modificación tecnológica puede tener tanto impacto en la economía mundial. Es que la función de llamadas VoIP, e inclusive videollamadas, ya la tenían otras aplicaciones como Skype, Line y Viber, pero resulta que WhatsApp es la que domina el mercado ecuménico.

Las cuatro operadoras locales no tardaron en demostrar su temor ante la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) por la eventual proliferación de las llamadas de WhatsApp. Incluso plantearon que se incorpore (y se regule) la llamada VoIP como un nuevo servicio en la futura nueva Ley de Telecomunicaciones que hoy está en debate, dado que consideran que esta función será una feroz competencia para sus actuales modelos de negocio, en el que las llamadas tradicionales aún son una gran fuente de ingresos.

Algunos clientes denunciaron que ciertas telefónicas bloquearon la función y en otros países también hubo este tipo de reclamos.

El temor no es para menos, tan solo basta hacer un poco de memoria. En 1999 se habilitaban por primera vez en Paraguay los mensajes de texto SMS y trajeron consigo un verdadero furor entre los aún escasos usuarios paraguayos de telefonía móvil. Los SMS ampliaron el abanico de negocios de las operadoras. En los años posteriores se ofrecieron paquetes especiales para mensajes y también se implementaron servicios de chat.

Hace un lustro irrumpieron en el mercado las aplicaciones de mensajería instantánea. Las operadoras tuvieron que reconvertir sus negocios para adaptarse a la evolución tecnológica y así volver a ganar el dinero que perdieron con el debilitamiento de los SMS. Los clientes eran cada vez más exigentes, querían las aplicaciones y chocaban con algunas telefónicas que se ponían tercas a la hora de cambiar sus prestaciones, dado que los mensajes por aplicaciones eran mucho más baratos que los SMS.

Se puede decir que lo mismo pasará, no solamente con las llamadas VoIP, sino con las docenas de nuevas funciones y servicios que vendrán en el futuro. Por ende, querer frenar un cambio tecnológico, lógico y generacional con una ley, no es más que chocar contra una aplanadora.

Hoy, solo el 50% de la población paraguaya tiene acceso a internet. Además, existen 2.500.000 dispositivos móviles (smartphones y tabletas) activos. Aún queda demasiado por crecer y las empresas de telecomunicaciones no tienen que poner trabas al desarrollo tecnológico. Al contrario, tienen que hacerlo posible, porque a la larga, desde el punto de vista económico, es lo que más les conviene.

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