A los 10 años, impulsado por algunos amigos del barrio en Ñemby, llegó hasta el club Cerro Porteño a probar fortuna y gracias a su habilidad natural para jugar al fútbol se ganó un espacio y la consideración de los entrenadores de las diferentes categorías formativas del Ciclón.
En septiembre de 2013 su carrera comenzó a tomar vuelo, cuando Francisco Arce lo convocó para entrenar con el plantel principal. Desde entonces alternó en algunos partidos y el domingo vivió su pico más alto de emoción y responsabilidad.
Leonardo Astrada asumió el sábado a la siesta y lo convocó para concentrar de cara al partido contra Olimpia.
“El profe Roberto Torres me comunicó que debía presentarme para concentrar. Realmente me tomó de sorpresa, porque no imaginé que podía ser convocado, menos que esté entre los suplentes. El viernes no figuraba en los planes, no estaba para ser llamado”, afirmó el juvenil en contacto con la 1080 AM.
“En la práctica del sábado me pusieron en el equipo titular y allí recién me dí cuenta que podía jugar el clásico”, añadió el atacante.
ASTUTO. Díaz se autodefine como un futbolista pícaro, encarador y astuto.
”Soy un mitã’i (criatura) aún, pero siempre fui vivo (...) Entré muy confiado al partido. Tuve el apoyo de todos mis compañeros y eso me ayudó bastante”, apuntó.
Consultado sobre el hecho de enfrentar a experimentados dijo: “De Manzur me cuidé, porque una vez le vi agredir a un jugador de Guaraní (Sergio Mendoza). Con Carlos Paredes no hubo problemas, él ni me habló”, comentó la nueva joyita azulgrana.