Ya es un clásico de los lunes: la cifra de motociclistas accidentados en todo el país y la reiteración de que copan las camas en terapia intensiva del Hospital del Trauma en Asunción.
El director de la institución sanitaria, doctor Aníbal Filártiga, vuelve a apelar a la conciencia de los ciudadanos que se movilizan en biciclos para que adopten las medidas elementales de seguridad; entre ellas, utilizar casco.
El lunes se repitió este episodio. El doctor Filártiga es una fuente ineludible para los medios de prensa que buscan los nuevos números estadísticos que, lejos de bajar, aumentan.
Pero anteayer, el doctor Filártiga, que ya en un afán desesperado por hacerle ver a la gente lo grave de la situación, ha echado mano a diversas campañas de concienciación que, a juzgar por la situación, no están logrando el impacto deseado. Y es que un problema así debería convertirse en causa nacional; tendría que estar enmarcado en una política de Estado. Cada paciente grave le cuesta al Estado alrededor de 80 millones de guaraníes; al año, unos 100 millones de dólares. Durante los fines de semana se recibe a alrededor de 250 personas accidentadas, mientras que cuando un día feriado cae lunes, estas cifras ascienden a unas 500.
A la no utilización de casco hay que sumar el desmedido consumo de alcohol que, para una gran mayoría de la población, no representa impedimento para estar al mando de un automóvil o una motocicleta. No se dimensiona el peligro que conlleva esto para el propio conductor, sus acompañantes, y para terceras personas.
El doctor Filártiga –lo escuchamos decir el lunes, acuciado por la situación– en ocasiones dice sentirse abatido, con ganas de “tirar la toalla” y abandonar la pelea.
Pero no lo hace. En diciembre último nos sorprendió con un árbol de Navidad que llevaba la inscripción: "¡Usá casco carajo!”.
Ahora, considerando al fin de semana largo que viene y que incluye el lunes 15, Día de la Madre, lanza una nueva campaña de prevención. Con “Madre hay una sola”, apela a la sensibilidad de la gente y llama a respetar las leyes de tránsito para evitar accidentes. Lo esencial es no beber si se va a conducir; y si van a trasladarse en motocicleta, llevar casco y chaleco reflectivo, y evitar transportar a niños.
Las iniciativas de Filártiga son buenas y hay que alentarlas. Pero para que los ciudadanos dimensionen la gravedad de la situación, se requiere de un abordaje interinstitucional que involucre a los ministerios de Educación y Salud, a las empresas, universidades, centrales sindicales. A los medios de comunicación, clubes, partidos políticos, iglesias, etc. Se trata de una campaña continua, por años consecutivos, para reeducar a los adultos –incluyendo a los policías coimeros– y educar a los niños y adolescentes, y con el dinero que se ahorre disminuyendo los accidentes, seguir educando y creando cultura ciudadana.