PILAR
Tanto las organizaciones como los municipios aún no pueden cuantificar los daños que las inundaciones causaron en los medios de vida de los pobladores afectados en el Departamento de Ñeembucú.
Ya se está cerrando el sexto mes del año desde que se iniciaron las inundaciones en el Ñeembucú, sin embargo, aún no es posible concluir la cuantificación de los daños y el impacto que dejaron en la vida de la gente. En cuanto a la producción y alimentación, se podrán determinar las pérdidas por las hectáreas de cultivo y las cabezas de ganado perdidas y los medios de vida de familias campesinas.
Con solo recorrer los distritos se observan las pérdidas en la agricultura, destinadas mayormente a su alimentación, son cuantiosas, aunque en diversa magnitud según las zonas. Se vieron afectadas miles de hectáreas de campos de pastoreo, de la actividad económica más importante del 12º departamento, la ganadería.
Entretanto, por la muerte del ganado menor (gallinas, patos, cerdos, ovejas) las familias se quedan sin suficiente alimento proteico. Otro rubro afectado con severidad es la olería, en la fabricación de materiales de construcción. Igualmente, los animales de caza murieron o huyeron para refugiarse en espacios de altura.
Al pasar la etapa más crítica, muchas familias volvieron a sus comunidades, y pese a los impactos materiales y no materiales, sorprende su capacidad y decisión de volver a construir o reconstruir sus medios de vida en sus propias comunidades, de volver a plantar sus cultivos, para el consumo de la familia. Continuar la vida a pesar de la adversidad.
Esa voluntad requiere de un respaldo, principalmente, para aquellas familias que han perdido todo o gran parte de sus medios de vida. El propósito es que tengan alimentos a corto plazo, dispongan de productos para el mercado y semilla para el nuevo ciclo agrícola.